tag:blogger.com,1999:blog-23221559790643094812024-02-19T04:32:59.316+01:00Blog de Raúl Gómez SamperioRaúl Gómez Samperio. Historias deportivas de antaño que producen emociones y destacan los grandes valores humanosRaul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.comBlogger121125tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-819229757778326902022-08-07T19:01:00.001+02:002022-08-07T19:01:54.379+02:00Un racinguista, fundador del C. A. Osasuna<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYaO8HJZnXLL6AshTA141TGeNcIdj5HzHn_W0KyLLoCQZr6k0gS10Z_PagMh2rzl6g-VbmrWPBx9iXyP4EkphVjZN4_1DskJ8LZxscoEs5htppuF4uzFG7g2LM9efRk77rlTxhpIh4DhmLkdc9_KKoqbNZu82GXOOclSo9VRHjL3FFRuWCyPiI3GcW/s1269/IMG_3796.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1061" data-original-width="1269" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYaO8HJZnXLL6AshTA141TGeNcIdj5HzHn_W0KyLLoCQZr6k0gS10Z_PagMh2rzl6g-VbmrWPBx9iXyP4EkphVjZN4_1DskJ8LZxscoEs5htppuF4uzFG7g2LM9efRk77rlTxhpIh4DhmLkdc9_KKoqbNZu82GXOOclSo9VRHjL3FFRuWCyPiI3GcW/s320/IMG_3796.jpg" width="320" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">Es posible que sea una sorpresa para los seguidores del Club Atlético Osasuna y que incluso no se refleje en ninguna referencia histórica del conjunto navarro. Pero es cierto. Fue un jugador del Racing el hombre clave para la fundación del Osasuna. Su nombre era <b>Joaquín Rasero Arrivillaga</b> y nació en Pamplona en 1894. Fue guardameta, directivo de ambos clubes, periodista, mecenas deportivo, empleado de la incipiente compañía telefónica española y además árbitro, y de los buenos, porque llegó a pitar la final de la Copa del Rey de 1923. </div><p></p><h3 style="text-align: justify;">Destino, Santander</h3><p style="text-align: justify;">De chaval, <b>Rasero</b> era muy aficionado a jugar en el frontón, pero muy pronto entró a trabajar en la delegación telefónica de la capital navarra que en 1913 le destinó a Santander, donde no dudó en incorporarse al Real Santander debido a su excelente condición física y a sus reflejos. Meses después, Rasero aceptó el ofrecimiento del Racing tras la retirada del que había sido su primer portero, <b>José Roncal</b>, desmoralizado por una goleada encajada. <b>Roncal</b> era amigo, paisano y compañero de trabajo de <b>Rasero</b> en la compañía telefónica, y es muy probable que la incorporación de éste al conjunto racinguista se debiera al ruego del propio <b>Roncal</b> para no dejar a su equipo desasistido de un puesto tan importante.</p><p style="text-align: justify;">El debut de <b>Rasero</b> se llevó a cabo el 20 de junio de 1915, curiosamente en el primer partido oficial del Racing, contra el Real Santander, para disputarse el título de campeón provincial. Fue el 20 de junio de 1915 en los Campos de Sport y los racinguistas ganaron 1-0 con el triste desenlace de que el gol no fue fruto de una jugada, sino de una ceremonia sin ningún tipo de oposición al no presentarse el rival en el campo. De todas formas, el Racing formó aquel día con <b>Rasero; Ruiz, Goyena; Lavín, Sierra, Torcida; J. Losada, Rebanal, Zubieta, Zubizarreta y Mateo Pérez. </b></p><h3 style="text-align: justify;">El apoyo al Racing</h3><p style="text-align: justify;">El apoyo de <b>Rasero</b> fue vital para el futuro del Racing. En 1916, junto a <b>Ángel Sánchez Losada</b>, <b>Guillermo Nogués</b> y <b>Manuel Gómez de la Torre</b>, avaló el préstamo para que el club fuera el único y exclusivo inquilino de los Campos de Sport, algo esencial para sentar las bases de una próspera sociedad deportiva, ya que hasta entonces en los Campos de Sport jugaban varios equipos y las instalaciones se destinaban a otras actividades, además del fútbol. Ese mismo año, ocuparía la secretaría del Racing bajo la presidencia de <b>José Nova Eterna.</b></p><p style="text-align: justify;"><b>Joaquín Rasero</b> era un joven culto y con estudios, y su facilidad para escribir también le abriría camino para formar parte de la redacción de ‘El Pueblo Cántabro’, siendo su primer cronista deportivo con el seudónimo de ‘Amaya’. También fue colaborador del ‘Sport Montañés’.</p><h3 style="text-align: justify;">La vuelta a Pamplona</h3><p style="text-align: justify;">En 1917 tuvo que volver a Pamplona para tomar posesión de su nuevo cargo en la central de teléfonos interurbanos. Allí continuó jugando en el New Club hasta que en 1920 se convirtió en uno de los hombres que fundó el C. A. Osasuna, del que además sería su primer guardameta, entrenador y presidente, tras la fusión del New Club y la Sociedad Sportiva. Jugó el primer partido de la historia de C. A. Osasuna el 24 de octubre de 1920 en el campo del Ensanche, contra el Regimiento de la Constitución, presentando una alineación compuesta por <b>Rasero; Aizpún, Urriza; Esparza, Aldave, Meaurio; Ibate, Azaga, Moreno, Gorraiz y Altadill.</b></p><h3 style="text-align: justify;">La final de la Copa del Rey</h3><p style="text-align: justify;">Tras abandonar el fútbol, se dedicó al arbitraje, alcanzando un excelente nivel, llegando a pitar la final de la Copa del Rey de 1923 en Barcelona, entre el Europa de Barcelona y el Athletic Club de Bilbao. También continuó dedicándose al periodismo en ‘El Diario de Navarra’.</p><p style="text-align: justify;">Entre sus escritos en ‘El Pueblo Cántabro’ destaco uno con el título de “El deber de todos”, donde hace una defensa a ultranza del Racing animando a “fomentar la afición al fútbol, en donde antes había bastante y hoy hay también, pero retraída, silenciosa, por el fracaso”, añadiendo que “es deber de todos, un apoyo oficial al Racing”. Un pensamiento que también proyectaría sobre el Osasuna y que une el espíritu deportivo de ambos clubes en un personaje singular que merece reconocimiento tanto en Navarra como en Cantabria.</p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-40159422553383495362022-05-25T21:55:00.004+02:002022-05-25T21:55:48.952+02:00Un racinguista llamado Manuel Arce<p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9aAVTaLeI0nuJP6ERuZsuDFcsHnHRddA1prS4AZdXOp8dK-jhNa0woddMX8BxV1FV1kkrVd66wEj004Mil-YHuaYadk7gESo3wlZMBakrfGq3y0YkBCec3yCjxXwJI6Om7XNm2th-6g9dGrFs4pE6X7xhps_FUumSiOmeR0YFs9vDDiNsQjiJB8ym/s5184/Manuel%20Arce%20con%20un%20retrato%20de%20Cossi%CC%81o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3456" data-original-width="5184" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9aAVTaLeI0nuJP6ERuZsuDFcsHnHRddA1prS4AZdXOp8dK-jhNa0woddMX8BxV1FV1kkrVd66wEj004Mil-YHuaYadk7gESo3wlZMBakrfGq3y0YkBCec3yCjxXwJI6Om7XNm2th-6g9dGrFs4pE6X7xhps_FUumSiOmeR0YFs9vDDiNsQjiJB8ym/w446-h297/Manuel%20Arce%20con%20un%20retrato%20de%20Cossi%CC%81o.jpg" width="446" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Manuel Arce junto a un retrato de José María de Cossío</td></tr></tbody></table><br />Le recuerdo en el campo sorprendido y lleno de curiosidad. Y también arrepentido de no haber gozado de los placeres del fútbol hasta bien entrados los años. A pesar de que las gradas de El Sardinero no son aptas para personas con problemas de movilidad, él se tomaba lo de subir los peldaños con el espíritu de un escalador ciclista. Y aquel esfuerzo, que no era escaso, tenía la recompensa de una visión excelsa del espectáculo deportivo que descubrió con la Peña Racinguista Cossío. </p><h4 style="text-align: left;">Compromiso con los jóvenes</h4><p>No es cuestión de extenderse sobre la biografía de este personaje tan importante de la cultura cántabra del siglo XX, pero sí resaltaré, en el poco tiempo que tuve ocasión de conocerle, su firme compromiso con las generaciones jóvenes y con los nuevos retos, como el de fundar y presidir una peña racinguista en memoria de <b>José María de Cossío</b>. Ése fue el anzuelo que le pusimos para que aceptara nuestra propuesta, porque <b>Cossío</b> fue decisivo en su carrera como escritor. Y el 14 de junio de 2013, exactamente cien años después de que un grupo de diecinueve jóvenes formalizara el acta fundacional del Santander Racing Club, quince escritores, periodistas, exfutbolistas y personas relacionadas con la cultura, guiados por <b>Manuel Arce</b>, se desplazaron a la Casona de Tudanca para firmar, en la misma mesa de despacho de <b>Cossío</b>, el acta fundacional de la nueva peña racinguista surgida con el ánimo de evocar al que fuera presidente del Racing entre 1933 y 1936.</p><h4 style="text-align: left;"><b>José María de Cossío y Manuel Arce</b></h4><p><b>Cossío</b> y <b>Arce</b> tuvieron caminos comunes. Ambos fueron editores, atesoraron cartas, fotografías y manuscritos como instrumentos para prolongar recuerdos y amistades, abrieron puertas a jóvenes poetas e impulsaron diversas iniciativas culturales. <b>Cossío</b> sería un hombre clave para que <b>Arce</b> pudiera abrirse camino como novelista, al ser el máximo defensor para que ganara el premio de novela ‘Concha Espina’ en 1955, con su obra ‘Testamento en la montaña’. <b>Cossío</b> convenció al jurado afirmando: “El premio está aquí. Lo supe en cuanto leí la dedicatoria. Es un libro de un escritor”.</p><h4 style="text-align: left;">Devoción por el Racing</h4><p>Otro de los aspectos comunes de ambos fue su cariño hacia el Racing, aunque la vinculación de <b>Arce</b> con el fútbol, exceptuando algunos tímidos contactos durante su servicio militar en el Regimiento Valencia de Santander, sólo surgiría en los últimos años de su vida. <b>Cossío </b>fue uno de los primeros intelectuales españoles que se acercó al mundo del fútbol sin complejos, e incluso llegó a esparcirlo entre los jóvenes poetas del 27. Aunque tarde, <b>Manuel Arce</b> se llenó de entusiasmo para seguir los pasos racinguistas de su primer defensor literario, y ya con una salud delicada, quiso rejuvenecerse sintiendo los colores verdiblancos. Le recuerdo emocionado en el primer partido del nuevo Racing, tras el plante de La Liberación, después de ganar a la Cultural Deportiva Leonesa con gol de <b>Koné</b>. <b>Manuel Arce</b> fue invitado al palco que volvió a ser un lugar de honor, sin rugidos de minuto trece, con celebraciones por la victoria ante el equipo leonés y sobre todo por derrotar a una jerarquía deportiva déspota y corrupta.</p><h4 style="text-align: left;">Obligado aislamiento</h4><p>Todos sentimos su distanciamiento de la vida cultural, deportiva y social, recluido en la residencia ‘Virgen del Faro’ de Santander. Visitar a un reo de El Dueso era más fácil que intentar saludar a <b>Manuel Arce</b> en aquella residencia de la que ya nunca más saldría. Qué suplicio alejarle de sus libros, de sus escritos, de sus fotos, de su ordenador y de la terraza de su Barlovento con vistas a la mágica bahía de Santander. Su muerte fue una señal racinguista, porque murió el 14 de junio, la fecha en la que el Racing se formalizó como sociedad y la fecha en la que le nombramos presidente de la Peña Cossío.</p><p>“Llegará el día en el que uno sólo estará vivo en la memoria ajena: lo presiento”, escribía <b>Manuel Arce</b> en sus ‘Aforismos’. Ese día ha llegado, aunque se nos haya privado de todo reconocimiento a su persona e incluso se nos haya hurtado la posibilidad de despedirnos de él en un funeral. Pero no se saldrán con la suya. Estoy seguro.</p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-32063055180163636062022-02-02T00:12:00.004+01:002022-02-02T00:34:28.899+01:00Jan Abascal y el oro (robado) de Moscú<p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgeDFsnibXcsGJwu2EhgSFJF10lbHGkpz39D7BLQnLfASgl6cMRjsSofFgwi9SHAwAVoQk1uilDO2p_yDeI1holrolYF_CP56-MsvBkmA73409tedH6kiGDjKDWW9VvPmyvoxNzH9T5a-rKI4pVWwxOXFjgXXMWQMz79V6lPNWclOr5G9GvijfKAgtS=s1272" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="820" data-original-width="1272" height="413" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgeDFsnibXcsGJwu2EhgSFJF10lbHGkpz39D7BLQnLfASgl6cMRjsSofFgwi9SHAwAVoQk1uilDO2p_yDeI1holrolYF_CP56-MsvBkmA73409tedH6kiGDjKDWW9VvPmyvoxNzH9T5a-rKI4pVWwxOXFjgXXMWQMz79V6lPNWclOr5G9GvijfKAgtS=w640-h413" title="Abascal (derecha) con Noguer en una regata" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><br /></td></tr></tbody></table><br />“No corta el mar sino vuela”, que diría <b>José de Espronceda </b>del ‘flying dutchman’ (holandés errante o volador) con el que <b>Jan Abascal</b> se trajo el oro de los Juegos Olímpicos de Moscú (1980). Fue el primer oro de la vela española, un triunfo que tenía mucho de desquite, porque cuatro años antes, en los Juegos de Montreal, la rotura de una cincha privó a <b>Abascal</b> y al guipuzcoano <b>Benavides</b> de una medalla cuando ya habían conseguido ganar tres regatas. Pero en 1980, aquel barco de 6,05 metros de eslora, 1,70 de manga y tres velas, voló sin averías sobre las aguas de Tallin (Estonia) despeinando todas las expectativas de los rivales.<p></p><h3 style="text-align: justify;">El regalo de su padre</h3><p style="text-align: justify;">Aquel oro fue un sueño para el deporte español que en la historia olímpica sólo había conseguido uno en los lejanos Juegos de Ámsterdam (1928), triunfo del equipo de hípica donde participó el jinete cántabro <b>Julio García Fernández de los Ríos</b>. Un sueño, el de <b>Jan Abascal</b>, para el que parecía estar predestinado, porque tener un padre carpintero de ribera, dedicado a construir pequeños veleros, puede marcar el destino de cualquier persona, y más si contemplaba absorto cómo día a día avanzaba la fabricación artesanal de aquel pequeño barco con el que <b>Jan Abascal</b> se estrenaría en las aguas santanderinas de San Martín. Así que, mientras algunos niños soñaban con grandes aventuras con sus barquitos de juguete en el estanque o con los de papel en algún charco, <b>Alejandro Abascal García</b> (Santander, 1952) las experimentaba en la bahía con nueve años a bordo del ‘cadete’ que su padre le había hecho y regalado por las buenas notas en el colegio. </p><h3 style="text-align: justify;">Pescadores sacándole del agua</h3><p style="text-align: justify;">Provisto de su chaleco salvavidas y de los consejos paternos, las aventuras infantiles de aquel chaval consistían en intentar no volcar en cada maniobra, algo difícil de evitar en los comienzos donde caritativos pescadores le sacaban del agua empapado de ganas de repetir el embarque y corregir los fallos. Con aquella tenacidad marítima en la sangre, el joven <b>Abascal</b> descubrió los secretos del viento y de la navegación. Primero fueron los campeonatos sociales del Real Club Marítimo de Santander, luego las regatas juveniles donde se alzaría con el título de campeón de España de ‘Snipe ‘(1971), siempre con barcos fabricados por su padre, como en 1974, cuando con 22 años ganó el Mundial de ‘Vaurien’, velero que aún conserva como una reliquia.</p><h3 style="text-align: justify;">La decepción de Montreal</h3><p style="text-align: justify;">Aquel mundial le cambiaría la vida. La Federación Española de Vela prestó atención al éxito y le propuso trasladarse a Palamós para preparar su participación en los Juegos Olímpicos de Montreal (1976). Tuvo que aplazar sus estudios de Física en la Universidad de Cantabria y cambiar la bahía de Santander por las aguas del Mediterráneo. La modalidad era el ‘flying dutchman’, una embarcación de orza móvil considerada como la fórmula 1 de la vela ligera que por su velocidad también acarrea serias dificultades de manejo. La preparación, más intuitiva y autodidacta que metódica tuvo sus frutos. En las aguas canadienses de Kingston, las primeras regatas colocaron a la pareja <b>Abascal-Benavides</b> entre las candidatas más serias para optar a las medallas, hasta que la rotura de una cincha de amarre desinfló las esperanzas relegándoles a la séptima plaza. La decepción del cántabro contrastó con la plata de su paisano <b>Antonio Gorostegui</b> en 470. Pero <b>Abascal</b> había aprendido muy bien a salir a flote cuando todo volcaba.</p><h3 style="text-align: justify;">Seguridad de "gimnasia de cuello"</h3><p style="text-align: justify;">La preparación de Moscú contó con el motor de la experiencia. <b>Abascal</b> y el barcelonés <b>Miguel Noguer</b> como tripulante, hicieron podio en todos los mundiales hasta los Juegos. Se sentían seguros y favoritos. Cuidaron de los más insignificantes detalles. De las aguas bálticas de Tallin conocían las corrientes, los cambios de los vientos y no descuidaron los reglajes para saber la forma de navegar en cada prueba. Hasta las bromas y las risas pensaban en los Juegos. Hacían “gimnasia de cuello” para recibir con soltura el peso de la medalla. Y todo salió bien. El barco azul de los españoles se impuso de forma clara después de seis regatas, en las que quedaron primeros en tres de ellas, segundos en una y cuartos en dos. No hizo falta salir en la séptima. Ya eran campeones.</p><p style="text-align: justify;">Como aquel oro de las divisas del Banco de España en 1936, la medalla de oro que <b>Abascal </b>se trajo de Moscú fue robada en su domicilio poco después. Menos mal que el COI le hizo llegar una réplica, aunque nadie podrá nunca quitarle aquel éxito ni el tesoro de haber aprendido a salir a flote en la vida cuando vuelca nuestra embarcación.</p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-87853373352122058712022-01-06T12:37:00.002+01:002022-01-06T12:44:12.184+01:00El 'retroceso' endemoniado de Laureano Ruiz<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div></blockquote></blockquote><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiZ44gzl5r4bQcG5Ik5gZ7Z5kT-T9O6jmPbYGs6Hu_sAc7yz6eyS3hGGaCujKWddGrjObUVn5Dw-s2SRp3CEkdz5sUtsJ9YB6SnhSPaW1ZG2jtg2CzEstoxPMIE-ZCNAqFWfUdOXN-J8XEl90Ei5Tsm7ao79OKeh9rY6m6JT2vjCdZcdGDgv_WzsOsS=s1778" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1185" data-original-width="1778" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiZ44gzl5r4bQcG5Ik5gZ7Z5kT-T9O6jmPbYGs6Hu_sAc7yz6eyS3hGGaCujKWddGrjObUVn5Dw-s2SRp3CEkdz5sUtsJ9YB6SnhSPaW1ZG2jtg2CzEstoxPMIE-ZCNAqFWfUdOXN-J8XEl90Ei5Tsm7ao79OKeh9rY6m6JT2vjCdZcdGDgv_WzsOsS=w400-h266" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Laureano, gimnástico, marcado con el círculo en 1962</td></tr></tbody></table><br />La dinámica del fútbol es tan básica como el secreto de la existencia. Todo es cuestión de crear y destruir. El delantero esboza ideas y ejecuta acciones generando espejismos que ocultan sus verdaderos propósitos. Es el creador. El defensa acosa las voluntades de sus rivales y las reduce a fracasadas intentonas. Es el destructor. Uno es un artista, el otro, una especie de bárbaro. Dicen que los futbolistas con talento tienen un don, y los destructores simplemente carecen de él. ¿Pero qué pasa cuando un creador utiliza su arte para destruir? ¿Es un ángel que se convierte en demonio?</span></p><h3 style="text-align: justify;"><span style="text-align: justify;">Un ángel con el balón</span></h3><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: justify;"><b>Laureano Ruiz Quevedo</b> (Escobedo de Villafufre, Cantabria, 1936), fue un ángel con el balón. Con excelentes condiciones técnicas, como futbolista tuvo una gran visión que facilitaba el orden táctico de sus compañeros. Jugó en el Unión Club (1951-52), Rayo Cantabria (1954-57 y 1957-58), Racing (1956-57 y 1958-59), Jaén (1959-60), Laredo (1960-61) y Gimnástica de Torrelavega (1961-65), pero fue como entrenador cuando más sobresalieron sus cualidades, algo hasta cierto punto lógico si tenemos en cuenta que, siendo jugador juvenil, ya dirigía a un equipo de barrio donde se encontraba <b>Vicente Miera</b>. Años después, como jugador del Rayo, fue el seleccionador juvenil y aficionado de Cantabria, y siendo jugador gimnástico, protagonizó una de las anécdotas más curiosas, porque entrenaba a dos clubes, el Rayo y El Sardinero, dándose la circunstancia de que ambos llegaron a la final del Torneo de Barrios de 1962 donde por decoro se ausentaría de ambos banquillos. Su carrera simultánea de jugador y entrenador continuó con la excepcionalidad de jugar en la Gimnástica y dirigir a los infantiles del Racing que conquistarían en 1965 el primer campeonato de España del club santanderino.</span></p><h3 style="text-align: justify;">La revolución del rondo</h3><p style="text-align: justify;"><b>Laureano</b> fue un genio en la difícil tarea de inculcar a los jóvenes conceptos futbolísticos que no sólo marcarían el destino de extraordinarios futbolistas, sino que revolucionarían el fútbol español. Está considerado como el creador del estilo vistoso y eficaz que tanto ha caracterizado al Barcelona. Dicen por Cataluña que el fútbol de toques y pases constantes para mantener el balón encandiló a <b>Johan Cruyff</b> cuando éste era jugador del Barcelona y <b>Laureano</b> dirigía a los juveniles del conjunto catalán con los que conquistó el campeonato de España en seis ocasiones. <b>Laureano</b> empleaba un eficaz ejercicio con sus chavales para practicar aquel fútbol basado en el arte del desmarque y que se extendería rápidamente por toda España. Era el rondo, una práctica donde los futbolistas tienen que combinar entre ellos los pases mientras les acosan uno o dos jugadores que obligan a soltar con rapidez la pelota. Con <b>Laureano</b> se gestaría ese fútbol dinámico de toques y de posesión de balón que haría famoso al equipo catalán con la personificación de <b>Johan Cruyff</b> y luego con <b>Guardiola</b>, circunstancia que el mismo club azulgrana ha reconocido en diversos actos de homenaje que le han brindado en Barcelona.</p><h3 style="text-align: justify;">Sistema para desquiciar</h3><p style="text-align: justify;">Pero <b>Laureano</b>, que llegó a dirigir al primer equipo del club catalán en la temporada 1975-76, teniendo entre sus jugadores a <b>Johan Cruyff</b>, también tuvo una época donde aplicó su talento a la destrucción endemoniada, y si inventó el rondo para jugar como los ángeles, también ideó el más odioso sistema para desquiciar la creatividad de los rivales: ‘el retroceso’.</p><p style="text-align: justify;">Eran tiempos en los que <b>Lauri</b> jugaba en la Gimnástica de Torrelavega (1961-65), una etapa donde los torrelaveguenses solían jugar la fase de ascenso a Segunda División, algo que hicieron en 1962, 1964 y 1965. Tal y como explicó el mismo <b>Laureano</b> en una reunión de veteranos en 2008, la maniobra de ‘el retroceso’ consistía en que cuando el equipo jugaba fuera de casa y <b>Laureano</b> recibía el balón en campo contrario, sorprendía a todos conduciendo la pelota hacia su propia área y se paraba pisando el balón a esperar a los rivales. Cuando éstos, desconcertados, corrían hacia él, <b>Laureano</b> cedía el balón a su portero que lo recogía con las manos (aún no se había prohibido hacerlo). La jugada se prolongaba cuando el guardameta devolvía el balón a <b>Laureano</b> que repetía la operación. ‘El retroceso’ tenía sus variantes, como cuando la Gimnástica se enfrentó al Numancia en Soria. Después de la décima vez en que se practicó ‘el retroceso’, cuando casi todos los numantinos iban a atacar a <b>Laureano</b>, éste, en vez de ceder el balón al portero, lo adelantó a <b>Fredo Alonso</b> (<b>Marquitos II</b>) que estaba desmarcado, anotando el gol de un valioso empate.</p><p style="text-align: justify;">Claro que ‘el retroceso’ también tenía sus inconvenientes, tal y como me lo contó uno de sus protagonistas, el guardameta y cómplice de la jugada, <b>Gerardo Nárdiz</b>, que defendía la portería gimnástica en un partido contra el Sestao en 1963. En la enésima vez que <b>Nárdiz </b>y <b>Laureano</b> se intercambiaron el balón, el público de Las Llanas, desquiciado, comenzó a amenazar al guardameta cántabro y la Guardia Civil tuvo que escoltarle el resto del encuentro que terminó como quería la Gimnástica, con empate a cero.</p><p> <span style="text-align: justify;">Entre el ensueño y el ‘retroceso’, <b>Laureano</b> nos recuerda que crear y destruir forman parte indisoluble del fútbol y de la propia existencia.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-4912000494583704812021-08-10T22:27:00.000+02:002021-08-10T22:27:27.712+02:00El oro olímpico de un alquimista<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgONuujpqCZ_Tla-qIg_EJgEaxC7cXyx6jR90A61NNA_40QDWNSB-7EvQ3UB1pg3rh8l__ycO9f8sGnuOX3ljNibWCAVRe_U3qnZsIoNoq_0f0dAxzkcy3CSF3RTbOEPevOtzQ9MOReExQ/s1475/Amavisca.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1475" data-original-width="1117" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgONuujpqCZ_Tla-qIg_EJgEaxC7cXyx6jR90A61NNA_40QDWNSB-7EvQ3UB1pg3rh8l__ycO9f8sGnuOX3ljNibWCAVRe_U3qnZsIoNoq_0f0dAxzkcy3CSF3RTbOEPevOtzQ9MOReExQ/s320/Amavisca.jpg" width="242" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Amavisca</td></tr></tbody></table>El mérito del fútbol español estuvo descansando demasiado tiempo en el colchón de la furia de Amberes. “A mí el pelotón, </span><b style="text-align: justify;">Sabino</b><span style="text-align: justify;">, que los arrollo”, decía </span><b style="text-align: justify;">Belauste</b><span style="text-align: justify;"> yendo al remate. Y la jugada acabó bien en aquellos Juegos Olímpicos de 1920 que elevaron el prestigio deportivo del país al valor de la plata.</span><span style="text-align: justify;">Pero el disco de la furia se fue rallando poco a poco. En 1964, el gol de </span><b style="text-align: justify;">Marcelino</b><span style="text-align: justify;"> a los ‘rojos’ de la Unión Soviética recuperó la estima nacional, pero un triunfo global seguía siendo un sueño para los aficionados españoles, hasta que aquel jugador polaco, </span><b style="text-align: justify;">Marek Kozminski</b><span style="text-align: justify;">,</span><span style="text-align: justify;"> echó la pelota a córner cuando se iba a cumplir el último minuto de un partido que se asomaba a la prórroga. Era el sábado, 8 de agosto de 1992 y la selección española, dirigida por </span><b style="text-align: justify;">Vicente Miera</b><span style="text-align: justify;">, estaba disputando la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona. El Nou Camp había establecido el récord de asistencia aquel día con 95.000 espectadores y </span><b style="text-align: justify;">‘Chapi’ Ferrer</b><span style="text-align: justify;"> se disponía a lanzar aquel saque de esquina.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b style="text-align: justify;"><br /></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b style="text-align: justify;">Vicente Miera</b><span style="text-align: justify;"> (Santander, 1939) decidió en los años setenta dedicarse a entrenar y tras hacerlo en varios clubes, fue nombrado ayudante del seleccionador, </span><b style="text-align: justify;">Miguel Muñoz</b><span style="text-align: justify;">, asistiéndole en el Campeonato de Europa de 1984 y en el Mundial de 1986. Fue su primer contacto como técnico de la selección y el 24 de mayo de 1991 sucedió a </span><b style="text-align: justify;">Luis Suárez</b><span style="text-align: justify;"> al frente del equipo nacional. No tuvo suerte el de Nueva Montaña porque la selección no consiguió clasificarse para la Eurocopa del 92 y fue sustituido por </span><b style="text-align: justify;">Javier Clemente</b><span style="text-align: justify;">. Como </span><b style="text-align: justify;">Miera</b><span style="text-align: justify;"> tenía contrato en vigor, </span><b style="text-align: justify;">Villar</b><span style="text-align: justify;"> le designó seleccionador olímpico.</span></div></div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both; text-align: left;">'La quinta del Cobi</h4><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">Con las buenas vibraciones de haber perdido sólo un encuentro de preparación, aquel grupo de jóvenes futbolistas, que sería conocido como “la quinta del Cobi”, se concentró en Cervera de Pisuerga antes de viajar a Valencia, donde disputaría la fase de grupos. <b>Miera</b> se llevó a 20 jugadores, entre ellos al cántabro <b>José Emilio Amavisca</b> y a otros dos que años después serían jugadores del Racing: <b>Billabona</b> y <b>Manjarín</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">Colombia fue el primer rival de España, y aunque los americanos eran uno de los favoritos, cayeron con goleada a cargo de <b>Guardiola</b>, <b>Quico</b> (2) y <b>Berges</b>. Luego le tocó el turno a Egipto, que también perdió con tantos de <b>Solozábal</b> y <b>Soler</b>, asegurándose el pase a los cuartos de final, y finalmente derrotó a Qatar con dos golazos de <b>Alfonso</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">En los cuartos de final, y como campeón de grupo, España se enfrentó a Italia en un partido muy igualado que desequilibró el gol de <b>Quico</b>, y en las semifinales, el rival fue Ghana, que recibió los goles de <b>Guardiola</b> y de <b>Berges</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><h4 style="clear: both; text-align: left;"><b>La gran final</b></h4><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b>Miera</b> nombraría en la final de Barcelona a los elegidos: <b>Toni; López, Abelardo, Solozábal, Ferrer; Guardiola, Quico, Berges, Lasa; Luis Enrique </b>y <b>Alfonso</b>. Todo iba bien, hasta que en el minuto 45 de la primera parte, <b>López</b> no pudo controlar el balón y <b>Kowalczyk</b> se aprovechó para marcar el 0-1. Era el primer gol que la selección recibía en toda la competición, un gol que además del error se anotaba en el noqueador minuto que te invita a regresar al vestuario con la cara de tonto. Fue un mazazo.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">En la segunda parte, <b>Vicente Miera</b> quiso despertar a sus hombres y lo hizo con una sustitución providencial. Llamó a <b>José Emilio Amavisca</b> para entrar por <b>Lasa</b> y dar vida a las bandas. El empate vino como consecuencia de una falta sobre el laredano que culminó un remate de cabeza de <b>Abelardo</b>. Seis minutos más tarde, con <b>Amavisca</b> dando más movilidad al ataque, <b>Quico</b> le robó la cartera al central y puso por delante a España, hasta que una distracción defensiva proporcionó a Polonia las tablas por medio de <b>Staniek</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">La prórroga daría más épica a aquella final, pero antes <b>Ferrer</b> tenía que sacar el córner. Su lanzamiento lo intentó rematar <b>Quico</b>, distanciado del primer palo de la portería, pero se cayó y no pudo tocar el balón que se dirigió a la media luna del área donde estaba <b>Luis Enrique</b>. El asturiano sacó un trallazo con la izquierda que rebotó en un defensor polaco. Entre la nube de jugadores que había en el área, el balón le llegó a <b>Quico</b> que acababa de levantarse, recibiéndolo con su izquierda y rematándolo con la derecha a la red para abortar la prórroga.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">El mérito del fútbol español despertó aquel día de la hazaña de Amberes. Cuando <b>Amavisca</b> saltó al campo, <b>Miera </b>no le dijo nada de que arrollara a los polacos, como <b>Belauste</b>, pero el que años después sería jugador del Racing hizo alquimia convirtiendo en oro la plata desgastada de una furia a la que ya no haría falta recurrir.</div><div style="text-align: left;"><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-4815443415645592922021-08-07T00:34:00.003+02:002021-08-10T21:20:01.682+02:00El pasiego de la primera medalla<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl3sSOi-LvRTJ84Rr2MhEB-uFanjGhFQVD-3JfhAtVNT_K0qdjuSyLwXFX3uKytbeKqoL_O6i8JrI__sTbresrBcunvSXldKK7MA-IEA3df0Y_0bo-tWHh6LRWE5Q4gYUR7ezKPhBsmug/s1484/IMG_9917.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1484" data-original-width="1029" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl3sSOi-LvRTJ84Rr2MhEB-uFanjGhFQVD-3JfhAtVNT_K0qdjuSyLwXFX3uKytbeKqoL_O6i8JrI__sTbresrBcunvSXldKK7MA-IEA3df0Y_0bo-tWHh6LRWE5Q4gYUR7ezKPhBsmug/s320/IMG_9917.jpg" width="222" /></a></div>Correr, correr, correr. El ritmo ha enloquecido y la carrera se ha transformado en un sálvese quien pueda. Llega un momento en que ni la cabeza, ni el corazón, ni los pulmones pueden controlar ese esfuerzo que reta a la naturaleza humana. Aunque lo parezca, nadie huye. Es el instinto de alcanzar la meta.<p></p><p style="text-align: justify;">En los Salesianos de Zaragoza nadie imagina cuál es la meta del delantero centro del equipo de fútbol. Es un chaval interno con aires rurales que pone empeño en cada partido, corriendo de arriba abajo sin descanso. Dicen que viene de un valle recóndito de las montañas de Cantabria, donde cuidaba vacas, subía y bajaba agua y leña por las cabañas y cuatro veces al día trotaba por los más de tres kilómetros que separaban su casa de la escuela. Con la sangre paterna de la Vega de Pas y la materna de Sampedro, aquel chaval de 14 años decía con orgullo que era pasiego. Y aunque corría mucho, nadie pensaba que su origen le pudiera convertir en un gran futbolista. Tampoco hubo ocasión de demostrar lo contrario, porque en el camino de aquel hipotético destino de <b>José Manuel Abascal</b> (Alceda, 1958) se cruzó un profesor de Tecnología, D. <b>Jenaro Bujeda</b>, que como responsable del equipo de atletismo, andaba desesperado por el colegio buscando al último integrante del equipo para participar en un cross. “¿Cuántos metros dice que hay que correr?”, preguntaba aquel joven futbolista al que casi le da un patatús al oír la cifra de tres mil. No se creía capaz de aguantar tanto, pero aquel profesor daba la asignatura más hueso del curso y decir que sí podía ayudarle a aprobarla. </p><h3 style="text-align: justify;">La primera carrera</h3><p style="text-align: justify;">Aquello de ‘veni, vidi, vici’ no fue exclusivo de <b>Julio César</b>. También <b>José Manuel Abascal </b>llegó, vio y venció. Calzando unas viejas botas de fútbol ganó la prueba. Pero fue en la siguiente carrera cuando <b>José Manuel </b>se enganchó al atletismo. Todo por un trofeo que despertaría su talento y su avidez de victorias. Y no desaprovechó las oportunidades. Fue elegido para una concentración en La Toja y más tarde la Federación Española de Atletismo le proporcionó una beca en la Residencia Blume de Barcelona. Allí se puso en manos del preparador, <b>Gregorio Rojo</b>, y comenzó su feliz trayectoria.</p><h3 style="text-align: justify;">Primeros éxitos</h3><p style="text-align: justify;">Fue campeón de Europa junior de 3.000 metros (1977), campeón de España y primer español en correr los 1.500 por debajo de 3:40. En esta misma prueba logró la plata en el Campeonato de Europa de pista cubierta y el oro en el Europeo al aire libre (1982). Al año siguiente repitió plata en la pista cubierta, consiguió el bronce en los Juegos del Mediterráneo y el oro en el Campeonato Iberoamericano. Sin saberlo, él ya había experimentado el entrenamiento de altura por las montañas del Pas cuando era un niño, pero su entrenador comenzó a aplicarlo en su preparación para los Juegos de Moscú. <b>Abascal </b>aumentó su resistencia en entornos con poco oxígeno en altitudes de México y los Alpes suizos. Luego pasaría largos días concentrado en los Picos de Europa pensando en los Juegos de Los Ángeles (1984).</p><h3 style="text-align: justify;">En Los Ángeles</h3><p style="text-align: justify;">Era prácticamente imposible luchar por las medallas. En los 1.500 se imponía el imperio británico de <b>Sebastián Coe</b>, <b>Steve Cram</b> y <b>Steve Ovett</b>. En la primera ronda, <b>Coe</b> fue segundo en la segunda serie (3.45.30), <b>Ovett</b> ganó la tercera (3.49.23) y <b>Cram</b> la sexta (3.40.33). Pero el tiempo más rápido fue el del cántabro (3.37.68). Buena señal. Las semifinales se celebraron al día siguiente. <b>Abascal</b> ganó la primera con una excelente marca (3.35.70), por delante del norteamericano <b>Scott </b>(3.35.71), de <b>Coe</b> (3.35.81) y del keniata <b>Joseph Chesire</b> (3.35.83). En la segunda semifinal se impuso <b>Cram</b> (3.36.30).</p><h3 style="text-align: justify;">La gran final</h3><p style="text-align: justify;">La final, sin jornada de descanso, se corrió el 11 de agosto. Los doce corredores formaron un abierto semicírculo para tomar la salida. <b>Abascal</b>, el cuarto más pegado al interior, era el más agachado, como si estuviera concentrado ante una prueba de velocidad. Había llegado a Los Ángeles para entrar en la final, lo había conseguido y estaba dispuesto a dejarse la piel en cada metro. Y así fue. </p><p style="text-align: justify;">El pistoletazo de salida despertó un ritmo lento, como temeroso y vigilante, hasta que pasada la primera vuelta el norteamericano <b>Scott</b> se puso en primera posición. Sabiendo de la velocidad final de los británicos, a <b>Abascal</b> le convenía un ritmo más rápido y rompedor, así que el pasiego tomó la cabeza a unos 600 metros de la meta estirando la carrera. Cuando sonó la campana de la última vuelta, <b>Coe</b>, <b>Cram</b> y <b>Ovett</b> eran los perseguidores del cántabro que mantenía un intenso ritmo. <b>Ovett</b> no lo resistió y abandonó. A falta de 300 metros <b>Abascal</b> seguía en primera posición. <b>Cram</b> intentó pasarle, pero <b>Coe </b>se adelantó y ambos superaron a <b>Abascal</b>. En los últimos metros, el ataque del cántabro se convirtió en una defensa numantina de su posición porque <b>Joseph Chesire</b> venía pisándole los talones. Parecía que huía, pero no estaba huyendo. En realidad, J<b>osé Manuel Abascal</b> miraba anhelante cómo la meta se iba engrandeciendo, cada vez más cercana, para entrar en la historia del atletismo español consiguiendo la primera medalla olímpica en pista. Y nadie fue capaz de arrebatársela a un pasiego. </p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-6610914658420466292021-05-24T00:09:00.001+02:002021-08-10T22:28:37.462+02:00¿Quién cegó a Pepe Ungidos?<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjem9Hj9fTFtTObloLCsUOoSnCvs2ffmIfsjf7uDVjpz5Rq8zKLWsJYPnXJcp55ko_CmhaERnAWWx2gddzCr7ylcDPLktapsfoLS3du241Gg8stkMOEtBDb5wY3M2Ca-Woi3MHNgiEFpc/s2048/Correa+y+Ungidos.heic" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Ungidos (derecha) en su combate contra Correa en 1961" border="0" data-original-height="1449" data-original-width="2048" height="454" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhjem9Hj9fTFtTObloLCsUOoSnCvs2ffmIfsjf7uDVjpz5Rq8zKLWsJYPnXJcp55ko_CmhaERnAWWx2gddzCr7ylcDPLktapsfoLS3du241Gg8stkMOEtBDb5wY3M2Ca-Woi3MHNgiEFpc/w640-h454/Correa+y+Ungidos.heic" title="Ungidos (derecha) en su combate contra Correa de 1961" width="640" /></a></div><br />Bailan enfrentados, con los puños enguantados cerca de sus caras. La música es el murmullo del público, con gritos de crítica o exaltación que salpican el ambiente cargado de humo de tabaco. El réferi revolotea cerca con pequeños saltos, como si quisiera participar en el baile. Unas veces se aparta con agilidad felina y otras se implica decidido a advertir o a separar a los púgiles. Los brazos se disparan como proyectiles hacia los rostros, mientras los cuerpos se balancean violentamente para evitar los golpes. Es difícil que alguno de ellos supere la defensa y el constante movimiento y llegue plenamente cargado hasta el rival. Es difícil, pero aquel día ocurrió. Pepe Ungidos no pudo esquivarlo.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">Peleón en la escuela</h4><div class="separator" style="clear: both;">José Ungidos Durán nació en la localidad cántabra de Torrelavega el primer día de diciembre de 1934. Era el sexto de los ocho hijos que tuvieron Virgilio y Consuelo, y de su niñez sabemos dos cosas que serían determinantes para su futuro. La primera es que no le gustaba la escuela y, acaso por ello, sabemos la segunda, que es que se peleaba a menudo con sus compañeros para desahogar un carácter inquieto y travieso.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Su primer empleo fue en la construcción, donde entabló amistad con Paquito García, un joven que practicaba el boxeo. Así que de vez en cuando Ungidos iba a verle pelear hasta que en una de las veladas faltó un púgil y su amigo le animó a que le sustituyera. Fue la primera vez que se subió a un ring. El combate fue nulo, pero aquella experiencia le abriría el apetito para continuar en este deporte.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Boxear no le resultó fácil. Su familia no quería que lo practicara y Ungidos tuvo que sortear los impedimentos que le puso su madre encerrándole en la habitación a partir de las siete de la tarde. Con ayuda de su hermano Eleuterio, que también boxeaba, se escapaba por la ventana con una cuerda para ir al gimnasio.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">La carrera de Pepe Ungidos dio un gran paso cuando en 1957 acudió al Campeonato de España de Aficionados en Madrid y se alzó con el título de los pesos súper ligeros tras derrotar en la final en la plaza de Las Ventas al madrileño Martín. Su prestigio y su experiencia fueron aumentando y tras una estancia en las Palmas, se dio cuenta de que no tenía rivales en el campo amateur.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">Su estancia en París</h4><div class="separator" style="clear: both;">Su progreso deportivo maduraría con un viaje a París donde tomó contacto con púgiles de mayor categoría y prestigio internacional. En realidad, su labor era de ‘sparring’, manera de adquirir sensaciones moviéndose entre grandes campeones como Félix Chiocca, que había sido campeón de Europa. Pero el púgil que más le impresionó fue el norteamericano Davey S. Moore, que había participado en los Juegos Olímpicos de Helksinki (1952) y como profesional era uno de los favoritos para ser aspirante al campeonato del mundo del Peso Pluma. Nunca olvidó los golpes con aquel púgil.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">El salto al profesionalismo</h4><div class="separator" style="clear: both;">Aquella experiencia fue un tesoro para su salto al profesionalismo. A pesar de su escasa estatura, Ungidos tenía una compensada complexión física y una gama de golpes difíciles de contener, además de una pulida técnica y una planificada estrategia en sus combates. Quienes le vieron pelear recuerdan sus actuaciones llenas de entrega total y de una audacia y valentía que levantaban al público de los asientos.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">En octubre de 1959, unos meses después de que Davey S. Moore ganara el título mundial del Peso Pluma, Ungidos se alzó con el título de campeón de España de los pesos welter frente a Ben Buker. Fue un combate que tuvo lugar en la plaza de toros de Santander y ante 15.000 personas, la mayor parte de Torrelavega. En aquel combate, Ungidos fue un huracán de golpes y derribó a su rival en un par de ocasiones, aunque ganaría a los puntos. </div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;">Su forma de boxear comenzó a tener fama por sus apretadas y emocionantes peleas que despertaban interés y expectación entre el público, entre ellas las que mantuvo con Luis Folledo, con el título de campeón de España en juego. Fueron dos combates donde el intercambio de golpes era constante desde el primer asalto.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">Su victoria agridulce</h4><div class="separator" style="clear: both;">Con ese estilo tan bravo y personal, Ungidos viviría en El Malecón de Torrelavega el momento más agridulce de su carrera deportiva. Fue el 11 de junio de 1961 ante un público entregado. Se enfrentaba a Manuel Correa poniendo en juego el título de campeón de España de los pesos medios. El intercambio de golpes de ambos fue muy intenso en los dos primeros asaltos. Los brazos se disparaban como proyectiles y los cuerpos se balanceaban violentamente para evitar los golpes. Era difícil que alguno de ellos superara la defensa y el constante movimiento y llegara plenamente cargado hasta el rival. Pero en el segundo asalto, Correa conectó un golpe pleno y potente en el globo ocular derecho de Ungidos que pasó desapercibido, ya que Ungidos continuó buscando a su adversario derrochando su excelente preparación física. Pepe Ungidos ganó el combate y el título, pero la importancia de la lesión de su ojo se comprobaría posteriormente. El desprendimiento de retina le ocasionaría la pérdida de visión del ojo dañado, lo que provocaría su temprana retirada, en plenitud de forma, a los 26 años.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">La muerte de Davey Moore</h4><div class="separator" style="clear: both;">Dos años después, el 21 de marzo de 1963, Davey S. Moore saltó al ring contra Sugar Ramos para luchar por el título mundial del Peso Pluma. Ramos le golpeó haciéndole tambalear y le aporreó hasta que cayó, golpeándose la base del cuello con una de las cuerdas del cuadrilátero e hiriéndole en la nuca. El árbitro pararía el combate dando campeón a Ramos, pero Davey S. Moore cayó en coma cuando llegó al vestuario y murió horas después.</div><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><h4 style="clear: both;">La canción de Bob Dylan</h4><div class="separator" style="clear: both;">Ungidos conoció la fatal noticia cuando ya había perdido la visión de su ojo. Recordó los golpes de aquel boxeador en París y acaso escucharía la canción que Bob Dylan dedicó al desafortunado boxeador norteamericano titulada ‘Who killed Davey Moore’ (¿Quién mató a Davey Moore?). Nadie, o quizás todos, fuimos responsables de la muerte de Davey Moore y nadie, o quizás todos, fuimos responsables de cegar a Pepe Ungidos. </div><div><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-75231491250806326432021-04-18T01:33:00.000+02:002021-04-18T01:33:03.370+02:00Mercedes Ateca, la primera campeona ciclista<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfqRIGmXOHH3BV10LdH00dzMRIZWEjcZnzdcOABMkLiv5ydRqUkeJmguaB6QwmSSCtiXuK76iSJFF1l6WFoIxqWzCahc5s-5Z9Jkqopm0e_GZZm_qsm8tqaA0ozHElEtzFkDwCP1OW9DA/s1600/Mercedes+Ateca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfqRIGmXOHH3BV10LdH00dzMRIZWEjcZnzdcOABMkLiv5ydRqUkeJmguaB6QwmSSCtiXuK76iSJFF1l6WFoIxqWzCahc5s-5Z9Jkqopm0e_GZZm_qsm8tqaA0ozHElEtzFkDwCP1OW9DA/s320/Mercedes+Ateca.jpg" /></a></div><br />El zumbido de las cadenas de las bicicletas sonaba por los Campos Eliseos de París. El público ya esperaba la llegada de los corredores en la última etapa del Tour de Francia. Pero aquellas bicicletas no eran las de los famosos que día a día eran perseguidos por los reporteros para informar del acontecimiento deportivo. Eran las bicicletas de unas corredoras que, a modo de teloneras, aliviaban la espera de los madrugadores que buscaban el mejor acomodo para ver a sus ídolos.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: justify;">En el último tramo de aquella carrera femenina, una de las chicas se escapó del pelotón y entró en solitario en la meta. En la tribuna, alguien comentó que aquella chica era española. El gran </span><b style="text-align: justify;">Federico Martín Bahamontes</b><span style="text-align: justify;">, invitado de honor a la fiesta del Tour, estaba al lado del presidente de la Federación Española de Ciclismo. Ambos se miraron y </span><b style="text-align: justify;">Martín Bahamontes</b><span style="text-align: justify;"> hizo la pregunta clave: ¿Por qué no tenemos campeonato de España de ciclismo femenino? </span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b style="text-align: justify;"><br /></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b style="text-align: justify;">Mercedes Ateca Gómez</b><span style="text-align: justify;"> era aquella chica que entró victoriosa en los Campos Eliseos e inspiró la pregunta de </span><b style="text-align: justify;">Bahamontes</b><span style="text-align: justify;">. Nacida en la localidad cántabra de Udalla (Ampuero) en 1947, fue en esta localidad donde comenzó a pedalear y a disfrutar del espectáculo del ciclismo, cuyas carreras solía frecuentar, también animada por la afición de alguno de sus hermanos, entre ellos </span><b style="text-align: justify;">Fernando Ateca</b><span style="text-align: justify;"> que fue corredor, aunque destacaría más como organizador de certámenes y como directivo, tanto en la Federación Cántabra, donde fue presidente, como en la Federación Española como vicepresidente.</span></div></span></div></div></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><h3 style="clear: both; text-align: left;">La estancia en Francia</h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">La trayectoria deportiva de <b>Mercedes</b> se ampliaría cuando decidió ir a trabajar a Francia en la hostelería, instalándose en París en una casa que tenía al lado un circuito cerrado de bicicletas donde solía acudir para ejercitarse. Cuando sus amigos comprobaron sus excelentes condiciones físicas, la animaron a que sacara la licencia deportiva. En aquella época, en España todavía no se permitía a la mujer practicar ciclismo en competiciones oficiales, pero en París su afición se renovaría gracias a otra de sus inquietudes en la vida, su amor por la Naturaleza. Integrada en un grupo ecologista, no dudó en apuntarse con entusiasmo a una iniciativa para visibilizar la necesidad de cuidar del medio ambiente y que consistía en llevar a cabo una ruta en bicicleta desde París hasta Roma con el lema “Salve a la Naturaleza”. Mercedes no sólo realizó la ruta hasta Roma, sino que la prolongó desde la capital italiana hasta Cantabria para ver a sus padres. Aquella experiencia cicloturista la animaría a incorporarse a las competiciones. Participó en diversas pruebas en Francia, Holanda, Suiza y Luxemburgo con el equipo Peugeot, y en España, con la Peña Ciclista Santisteban.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><h3 style="clear: both; text-align: left;"><b>El primer Mundial</b></h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b>Mercedes Ateca</b> viajaría a Colonia representando a España en 1978 para disputar el Mundial de Ciclismo en el circuito de Brauwiller que se disputó el 23 de agosto, convirtiéndose en la primera mujer que disputó la prueba en un Mundial. Mercedes tuvo que conformarse con el puesto 52, a cinco minutos y un segundo de la ganadora, la alemana <b>Beate Habetz</b>. Aunque algunas fuentes señalan que también participó <b>Montserrat Torres</b>, lo cierto es que no hay rastro de ella en las referencias clasificatorias que la prensa publicaría al día siguiente. <b>Mercedes</b> también participaría en el Mundial de 1979 celebrado en la localidad holandesa de Vlahemburg, cerca de la frontera belga.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><h3 style="clear: both; text-align: left;">El primer campeonato de España femenino</h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">Tras la participación de Mercedes en el Mundial y los comentarios de <b>Bahamontes</b> al presidente de la Federación, por fin se decidió organizar el primer campeonato de España femenino en 1979 en el circuito de Cabezo de Buenavista de Zaragoza. Fueron 16 vueltas a un circuito de 1.250 metros donde se impuso la corredora cántabra con un tiempo de 40 minutos, proclamándose primera mujer con el título de campeona de España. La calidad de <b>Mercedes</b> se confirmaría al obtener el campeonato tres veces consecutivas (1979, 1980 y 1981), paralizando su ritmo de victorias una rotura de clavícula por una caída en 1982. En 1983 quedó quinta, tras otra caída cuando marchaba en primera posición, y en 1984 obtuvo la segunda plaza entre los 35 participantes que acudieron al circuito de Montjuïc, obteniendo el título la joven vallisoletana, <b>María Luisa Izquierdo</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b>Mercedes</b> fue la primera mujer española que intervino en carreras internacionales fuera de nuestro país y que con su ejemplo y su empeño impulsaría de una manera decisiva este deporte entre las mujeres. Rompió moldes cuando participó en el Campeonato del Mundo de Ciclismo en ruta en Colonia (Alemania) y al año siguiente logró el primer Campeonato de España. Toda una pionera e impulsora del ciclismo que falleció en 2021.</div><div><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-68876995076465823572021-02-20T21:58:00.003+01:002021-02-20T22:01:19.492+01:00Los malditos postes cuadrados<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2kJrrz181wclCtU7esOz5irc3o6eWQvkQQYdHArJXSjjyX-qRS_vlJF5eURuyJVT1uN5blJsBQmQ3s_2F189vtXXSbAv1485EBsDx2hn2FZjvWmCdo-te_mdJFuOVudI-HKqT2g7sEoI/s2048/F0341+001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1166" data-original-width="2048" height="365" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2kJrrz181wclCtU7esOz5irc3o6eWQvkQQYdHArJXSjjyX-qRS_vlJF5eURuyJVT1uN5blJsBQmQ3s_2F189vtXXSbAv1485EBsDx2hn2FZjvWmCdo-te_mdJFuOVudI-HKqT2g7sEoI/w640-h365/F0341+001.jpg" width="640" /></a></div><div style="text-align: center;"><i><span style="font-size: x-small;">Enrique Orizaola, entre los jugadores y con corbata, durante su etapa de entrenador del Barça.</span></i></div><p style="text-align: justify;">Dicen que son tan neutrales como los árbitros, aunque en sus rebotes se esconda una misteriosa intención. Son madera de árboles muertos, pero se levantan en el campo como monumentos vivos de la obsesión. Los postes de las porterías del estadio de Wankdorf de Berna también tenían vida, sobre todo aquel 31 de mayo de 1961, en plena final de la Copa de Europa. Sus aristas fueron aliadas del guardameta portugués, <b>Costa Pereira</b>, y arruinaron la ilusión de un entrenador cántabro que estuvo a punto de entrar majestuoso en la historia del C. F. Barcelona. Pero el potente disparo de <b>Kubala</b> se estrelló en el palo derecho, recorrió la línea de gol, pegó en el poste izquierdo y, manso como un perrito faldero, fue a parar a las manos de una cruel derrota.</p><p></p><p style="text-align: justify;">Quién lo iba a decir cuando empezó a dar las primeras patadas al balón. <b>Enrique Orizaola Velázquez</b> (Santander, 1922-2013) se había encontrado por fin con esa oportunidad que esperan todos los entrenadores de fútbol. El 12 de enero de 1961 fue presentado oficialmente como responsable técnico del C. F. Barcelona, sustituyendo al serbio <b>Ljubisa Brocic</b> que había dimitido por los malos resultados. <b>Orizaola</b>, tras ser jugador y entrenador de varios equipos en Cantabria, entre ellos el Racing, continuó mostrando su eficacia en el Real Jaén (1958-59) y el Real Murcia (1959-60). Desde el conjunto murciano, el C. F. Barcelona pudo comprobar la seriedad de su sistema de trabajo cuando ambos equipos se enfrentaron en la Copa del Generalísimo.</p><h3 style="text-align: justify;">Entrenador del Barcelona</h3><p style="text-align: justify;">El club catalán le contrató como segundo entrenador de <b>Ljubisa Brocic</b>, a quien ayudó a obtener el título nacional que se le exigía en España. Y pocos meses después de la dimisión de <b>Brocic</b>, el santanderino había llegado a la final soñada del barcelonismo. El equipo no estaba haciendo una buena temporada, pero en la Copa de Europa las cosas eran diferentes. Ya con <b>Orizaola</b> en el banquillo, el Barça eliminó por primera vez al rey absoluto de la competición, el Real Madrid, que había ganado las cinco primeras ediciones y seguía amenazando con la supremacía total en la competición. En los cuartos de final, el checoslovaco Spartak Hradec de Kralove no fue rival para los catalanes. Otra cosa serían las semifinales contra el Hamburgo, donde destacaba el célebre <b>Uwe Seeler</b>. Ante la igualdad de ambos equipos, hubo que jugar un tercer partido que se disputaría en Bruselas y que terminaría con la victoria azulgrana, gracias a un valiente cabezazo del brasileño <b>Evaristo</b>.</p><h3 style="text-align: justify;">La primera final de la Copa de Europa</h3><p style="text-align: justify;">Con aquella emoción, el Barcelona, se había clasificado para su primera final en la Copa de Europa que jugaría contra el Benfica. Era la final de las tres bes (Barcelona, Benfica y Berna), según titulaba <b>Carlos Bribián</b> en su crónica del ‘Kölnische Rundschau’. Sus jugadores saltaron al estadio de Wankdorf con bastante optimismo y motivación, aunque dos de ellos se mostraban recelosos de sus porterías de postes cuadrados. Eran los húngaros <b>Kocsis</b> y <b>Czibor</b>, que siete años antes habían jugado en el mismo lugar la final del Mundial que Alemania ganó a Hungría, y en donde los postes repelieron dos disparos de la selección magiar. Desde los primeros minutos, el equipo español se mostró superior. En el minuto 20, <b>Luis Suárez</b>, que había sido Balón de Oro en su última edición, lanzó un centro medido a <b>Kocsis</b> que cabeceó para establecer el uno a cero. Pero diez minutos después, dos fallos de <b>Ramallets</b> dieron la vuelta al marcador, con uno de los goles “fantasma” que se dio por bueno cuando el balón botó en la misma línea de meta.</p><p style="text-align: justify;"><b>La aciaga segunda parte</b></p><p style="text-align: justify;">En la segunda parte, el Barcelona mejoró su juego y presionó la portería rival, pero en un contraataque, los portugueses anotaron el tres a uno. Aún quedaba más de media hora de partido, y el conjunto español reaccionó en un alarde de bravura y juego brillante con constantes oportunidades. En una de ellas, <b>Kocsis</b> remató de cabeza a puerta vacía y el balón se estrelló en el palo. Tres minutos después, <b>Kubala</b> disparó desde la frontal del área y el balón pegó en el palo derecho, luego en el izquierdo y volvió al campo. A 15 minutos del final, llegaría el segundo gol del Barcelona, anotado por <b>Czibor</b>. El Barça siguió con su trepidante ritmo de acoso, con aglomeración de defensores, saturación de saques de esquina y paradas excepcionales del portero luso. En una de las últimas ocasiones, <b>Czibor </b>estrelló otro balón en el palo para la desesperación del húngaro que al final del partido rompió a llorar con <b>Kocsis</b> maldiciendo la derrota y aquellas porterías. Ninguno de ellos creyó nunca que aquellos postes cuadrados eran tan neutrales como los árbitros. Lo sabían. Tenían vida, odiaban a los húngaros.</p><h3 style="text-align: justify;">Adiós a los postes cuadrados</h3><p style="text-align: justify;">Después del partido, los dirigentes de la UEFA solían organizar una cena con los jugadores de los equipos finalistas, y durante la velada, <b>Enrique Orizaola</b> expuso ante los representantes federativos la conveniencia de que los postes fueran redondos, no sólo porque entonces el Barcelona hubiera ganado la final, sino también por la seguridad de los jugadores que corrían el riesgo de chocarse con las aristas. Mes y medio después, la UEFA hizo caso a Orizaola y prohibió los postes cuadrados que en aquella final arruinaron la ilusión de un entrenador cántabro que estuvo a punto de entrar majestuoso en la historia del C. F. Barcelona.</p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-52642932451384677342021-01-30T18:51:00.001+01:002021-01-30T18:56:08.528+01:00Dos racinguistas tras el balón exiliado<span style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMo329kojMXJXuAZvivg6uaw-yKIqbVwVa-pahtDSHDSo7kUWPaX-6wK-3n8mZVY2GnkyLKnZChVGJqF8-XEJSWvQfMF6kTCa08R-oLyw9XqK65PZ_b8afsyhgOQki8oWIoTqBubO1pqM/s2048/Larrinaga.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1263" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMo329kojMXJXuAZvivg6uaw-yKIqbVwVa-pahtDSHDSo7kUWPaX-6wK-3n8mZVY2GnkyLKnZChVGJqF8-XEJSWvQfMF6kTCa08R-oLyw9XqK65PZ_b8afsyhgOQki8oWIoTqBubO1pqM/w222-h360/Larrinaga.jpg" width="222" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitVF2gMOfo3Wyzt-eYmJQKgpFu4Qbb1qO3GQRXtRX-_TweMCD4PpJJ51VW2Ke61e9raSmmpLt43NuRdCbcaADd2VbosIRocOAaCDMRiNtYwtWLxngmVvZSdX6W9AARIR4bq69h0D9X1Bc/s665/Garci%25CC%2581a%252C+Fernando.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="665" data-original-width="424" height="363" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitVF2gMOfo3Wyzt-eYmJQKgpFu4Qbb1qO3GQRXtRX-_TweMCD4PpJJ51VW2Ke61e9raSmmpLt43NuRdCbcaADd2VbosIRocOAaCDMRiNtYwtWLxngmVvZSdX6W9AARIR4bq69h0D9X1Bc/w232-h363/Garci%25CC%2581a%252C+Fernando.jpg" width="232" /></a><br /><br /></div><br />No fue como el de los millares de familias que tuvieron que huir del régimen franquista tras la guerra del 36, pero en las dos experiencias más importantes del exilio futbolístico en la guerra civil participaron dos jugadores vinculados al Racing que fueron internacionales vistiendo la camiseta del club cántabro.</span><br /><br /><span style="text-align: justify;">Ellos fueron </span><b style="text-align: justify;">Enrique Larrínaga Esnal </b><span style="text-align: justify;">(Sestao, 1910- México, 1993) y </span><b style="text-align: justify;">Fernando García Lorenzo</b><span style="text-align: justify;"> (El Astillero, 1912- Santander, 1990). Ambos terminaron su última temporada antes del conflicto bélico en las filas del Racing, pero poco después, </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;"> formó parte de la selección de Euskadi que jugó en varios países europeos y americanos entre abril de 1937 y junio de 1939, mientras que </span><b style="text-align: justify;">García</b><span style="text-align: justify;">, fichado por el Barcelona, se incorporó a la gira que este equipo realizó por México y Nueva York entre junio y septiembre de 1937. Ambos acabaron sus vidas deportivas en México.</span><br /><h4 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></h4><h4 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Larrínaga y la selección de Euskadi</span></h4><div><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><h4 style="text-align: left;"><span style="font-weight: normal;">No hay noticias sobre las tendencias o compromisos ideológicos de</span> <span style="font-weight: normal; text-align: justify;">Larrínaga</span><span style="font-weight: normal; text-align: justify;">, a parte de su amor por su tierra vasca, aunque sí participó en varios partidos de fútbol de carácter benéfico organizados por agrupaciones políticas, probablemente aprovechando su fama y calidad como deportista. Dentro de la tendencia de utilizar los partidos de fútbol para recaudar fondos, en marzo de 1937 formó parte del equipo de Euzko Gudarostia (Ejército Vasco), vinculado al Partido Nacionalista Vasco y más tarde lo hizo con la selección vizcaína que se enfrentó a la guipuzcoana.</span></h4><br /><span style="text-align: justify;">Al crear la selección de Euskadi para disponer de fondos destinados al mantenimiento de los niños enviados al exilio, se contó con </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;"> para emprender una gira por varias ciudades europeas. El primer partido que se organizó fue contra el Racing Club de París, y tras varios partidos en Francia y otros países llegarían a Moscú donde fueron recibidos como héroes. Ante la prohibición de las autoridades francesas de mantenerse en el país sin la carta de refugiados, en septiembre de 1937 unos pocos regresaron a España y la mayoría, entre los que se encontraba </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;">, emprendió viaje a América, jugando varios partidos en México, Cuba y Chile. Finalmente se quedaron en México donde disolvieron la selección en 1939 formando el equipo de Euzkadi con el que compitieron en la Liga mexicana.</span><br /><h4 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></h4><h4 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Fernando García, con la gira del Barcelona</span></h4><div><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><span style="text-align: justify;">Sin ideas políticas conocidas, y seguramente, como la mayor parte de los deportistas, alejadas de ellas, </span><b style="text-align: justify;">Fernando García</b><span style="text-align: justify;">, recién incorporado al F. C. Barcelona tras el requerimiento de su técnico, el ex entrenador del Racing, </span><b style="text-align: justify;">Patrick O’Connell</b><span style="text-align: justify;">, partió en 1937 con la expedición del conjunto catalán que había recibido una oferta para jugar varios partidos en México. El equipo, que también jugó en Nueva York, se disolvió con diferentes destinos de sus jugadores. Varios se quedaron en México, como García, que aceptó una oferta del Asturias, de tal manera que en el campeonato de Liga mexicano coincidirían, en principio como rivales, los dos compañeros en el Racing, </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;">, del Euzkadi; y </span><b style="text-align: justify;">García</b><span style="text-align: justify;">, del Asturias.</span><br /><h4 style="text-align: left;"><b style="text-align: justify;"><br /></b></h4><h4 style="text-align: left;"><b style="text-align: justify;">En Mexico</b></h4><b style="text-align: justify;"><div><b style="text-align: justify;"><br /></b></div>Nando García</b><span style="text-align: justify;"> fue un jugador muy célebre en México. Le llamaban ‘El Gavilán’, por la forma de extender los brazos para proteger la pelota y con el Asturias, al que se incorporaría </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;">, ganó la Liga en 1939. Luego colaboró para que el Club Atlante fuera campeón de la Copa mexicana (1940) y su fama se extendería por Argentina, jugando en el Vélez Sarsfield (1940-41) y en el San Lorenzo de Almagro (1941-42). Tras su experiencia argentina regresó a México, al Atlante (1942-44) y en 1944 se enroló en las filas del Real España y se proclamó campeón de Liga de nuevo con su excompañero racinguista </span><b style="text-align: justify;">Enrique Larrínaga</b><span style="text-align: justify;">. Tras regresar a España en 1946 para cumplir su compromiso con el Barcelona, volvió a México para jugar en el España (1947-50) y Marte (1950-51).</span><br /><br /><span style="text-align: justify;">Por su parte, </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;">, tras una breve estancia en el Euzkadi, fichó por el Asturias, club con el que ganaría nada más llegar la Liga y Copa de México, coincidiendo con </span><b style="text-align: justify;">Fernando García</b><span style="text-align: justify;">. Con este mismo equipo, </span><b style="text-align: justify;">Larrínaga</b><span style="text-align: justify;"> también conquistó la Copa de México de 1941. Avanzado este último año, firmó por el que sería último club de su carrera, el Real España, club que con la incorporación de Fernando García para la temporada 1944-45, obtendría el título de Liga. </span><br /><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;">Tanto <b>Larrínaga</b> como <b>García</b>, no huyeron de persecuciones ideológicas, sino que jugaron para colaborar en los fines recaudatorios de sus respectivos equipos, quedándose en México ante las posibilidades profesionales que allí se les brindó y que no hubieran podido encontrar en una España herida de guerra. No fue como el de los millares de familias que tuvieron que huir del régimen franquista, pero también sufrieron su particular exilio detrás del balón.</div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-71100031451543617802021-01-13T11:41:00.003+01:002022-06-22T22:50:20.875+02:00El prisionero inglés que impulsó el fútbol<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibV30HbSmwNzJDK1KI68oqdQSe7rWsxVnEXdDvFQsj_UZhiobH73Ll_8f243e4rAEBVcu9PKx5rCUNgAp1IeG8RAbxaznmr7TMArsGg1mPVsJpd7X4J8zL1Mpbn7Lc-RvucbOCyeohr3k/s1365/Mr.+Pentland.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="813" height="402" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibV30HbSmwNzJDK1KI68oqdQSe7rWsxVnEXdDvFQsj_UZhiobH73Ll_8f243e4rAEBVcu9PKx5rCUNgAp1IeG8RAbxaznmr7TMArsGg1mPVsJpd7X4J8zL1Mpbn7Lc-RvucbOCyeohr3k/w240-h402/Mr.+Pentland.jpg" width="240" /></a></div><div style="text-align: left;">El 6 de abril de 1921, vestido con traje azul, guantes blancos, sombrero hongo y fumando en pipa, llegaría a Santander <b>Frederick Beaconsfield Pentland</b>, más conocido como <b>Mr. Pentland</b>. El hombre que popularizó al ‘míster’ como sinónimo de entrenador de fútbol fue el primer técnico serio y con conocimientos que tuvo el Racing y quizás el primero de esas características que llegó a España.</div></div></div></blockquote><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Se sabe que su labor y sus métodos convirtieron al Racing en un equipo de verdadera entidad, pero es menos conocida la impactante experiencia que antes de llegar a Cantabria desarrolló durante los cuatro años que estuvo prisionero en un campo de concentración alemán con motivo de la I Guerra Mundial.</span></p><p style="text-align: left;"> <span style="text-align: justify;">El periodista <b>Jon Rivas</b>, en su biografía sobre <b>Pentland </b>titulada ‘El prisionero de Ruhleben’, profundiza en aquella etapa. Tras abandonar el fútbol profesional debido a una lesión, Pentland comenzó a entrenar al Halifax Town F. C., el equipo donde había sido jugador, y enseguida recibió una tentadora oferta para dirigir a la selección alemana de fútbol con vistas a prepararla para los Juegos Olímpicos de Berlín previstos para 1916. Pero un mes después de su llegada en 1914 se produjo el atentado de Sarajevo y Gran Bretaña entró en guerra contra Alemania.</span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Un hipódromo, campo de concentración</span></h3><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Cientos de británicos que se encontraban en el país comenzaron a ser apresados y conducidos al hipódromo de Ruhleben, a unos diez kilómetros de Berlín, donde se improvisó un campo de concentración que llegó a contar con 4.000 hombres. El hipódromo tenía una superficie de diez hectáreas, once establos donde se alojaron los prisioneros, un edificio administrativo, un restaurante, un ‘Tea-House’, tres gradas y una larga pista de carreras cuya zona central era perfecta para jugar al fútbol, pero que no era accesible a los reclusos.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Fue el empeño de <b>Pentland</b> y de otros compañeros que habían sido futbolistas, los que por fin consiguieron el permiso para jugar en marzo de 1915. Entonces los ingleses crearon la ‘Ruhleben Football Association’ para organizar equipos y campeonatos, asociación que tuvo como presidente al mismo <b>Pentland</b> y cuyo primer balance daría lugar a la creación de dos divisiones con catorce clubes en cada una de ellas y una competición de Copa. El trabajo realizado por <b>Fred Pentland</b> fue digno de elogio. Elevó la moral de sus compatriotas gracias a una excelente organización deportiva que mantuvo la actividad, la forma física de 453 jugadores y el interés de unos hombres que se salvaron de la desesperación a la que suele conducir el ocio del confinamiento.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Otra forma de elevar la moral fue la creación de una revista del campo donde <b>Pentland</b> comenzaría su costumbre de escribir artículos periodísticos, costumbre que continuaría en Santander y en otras localidades, donde ejercería como entrenador, y en donde expondría sus ideas, siempre con un propósito didáctico.</span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Amberes, Pagaza y el Racing</span></h3><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Tras acabar la guerra, <b>Mr. Pentland</b> regresó a Inglaterra en enero de 1919 y pronto fue reclamado para dirigir a la selección nacional de Francia con vistas a los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920. Allí conoció al racinguista <b>Pagaza</b> que le animó a que fichara por el Racing, abriéndole el camino para venir a España.</span></p><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Después de entrenar al Racing lo hizo en el Athletic Club (1922-25), el Athletic madrileño (1925-26), el Oviedo (1926-27), el Arenas de Guecho (1927-28) y de nuevo al Athletic madrileño (1928-29 y 1933-35) y el bilbaíno (1929-33), donde consiguió los mayores éxitos: dos Ligas y cinco Copas. También en 1929 fue el seleccionador del equipo español que ganó a Inglaterra en su primera derrota por una selección no británica y dirigió en 1930 a la selección española en un par de partidos por encargo del seleccionador, José María Mateos.</span></p><h3 style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">El fin de una etapa</span></h3><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">Las tensiones laborales, políticas, actos terroristas y asesinatos que se vivían en los estertores de la II República, le animarían a regresar a su patria en junio de 1936 desde el puerto de Santander, embarcando en el ‘Iberia’ con destino a Southampton en compañía de su esposa <b>Nahneen Yvonne</b> y su hija <b>Ángela</b>. </span></p><p style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">A veces la buena suerte se disfraza de fatalidad. Permanecer cuatro años en una prisión alemana no fue un infortunio. El mismo <b>Pentland</b> reconocería que si no hubiera sido por la lesión que le convirtió en entrenador y que le llevó a Alemania, quizá se hubiera encontrado entre los millones de hombres que murieron en la Gran Guerra. Bendita lesión para <b>Pentland</b>, para el Racing y para el fútbol.</span></p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div style="text-align: left;"><br /></div></div></blockquote>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-86095841044027240752021-01-03T22:39:00.001+01:002021-01-03T22:40:44.964+01:00El partido más largo<div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiefHkeQV0HguUJpeG3b3GfavmNu3sNsakopjrQl4U-EwbqHcWnM1Tbk3-X7anhxTq5FD1NynG5jq6jIICaiWtGBXQ-EcblxJuDdmuMcq57-AvrmXsJ08BzVLxbJmRWnSieY4ui0EH7jFM/s2048/Laredo+1976-77.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1448" data-original-width="2048" height="454" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiefHkeQV0HguUJpeG3b3GfavmNu3sNsakopjrQl4U-EwbqHcWnM1Tbk3-X7anhxTq5FD1NynG5jq6jIICaiWtGBXQ-EcblxJuDdmuMcq57-AvrmXsJ08BzVLxbJmRWnSieY4ui0EH7jFM/w640-h454/Laredo+1976-77.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Formación del Laredo en el partido contra el Guecho. De izquierda a derecha, José Luis, Ignacio, Nando Laya, Susi, Amavisca y Cano Llata. Agachados, Varona, Docal, Javi Laya, Santos y Sito.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div>Me cuentan que el récord Guinness del partido de fútbol más largo de la historia tuvo lugar en Chile en 2016. Duró 120 horas, con el apretado resultado de 505-504. Pero en Cantabria se disputó un partido cuyo pitido inicial se produjo el 23 de enero de 1977 para escuchar el del final dos meses después, el 23 de marzo. El C. D. Laredo, con su rival, el C. D. Guecho, fueron los protagonistas. Fue una historia de nerviosismo, despropósitos y persecución arbitral hacia los cántabros cuyo recuerdo no se olvida con facilidad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El campeonato de Liga de Tercera División vivía momentos históricos en la temporada 1976-77. La Asamblea General del fútbol español había decidido crear una nueva categoría, la Segunda B, de tal manera que los cuatro grupos de Tercera que existían iban a tener una profunda transformación. Sólo los clasificados entre el segundo y el décimo puesto optarían por jugar en Segunda B (los primeros ascenderían a Segunda), así que la tensión competitiva en los campos se incrementó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h4 style="text-align: justify;">El cierre de San Lorenzo</h4><div style="text-align: justify;">El 2 de enero de 1977, el ‘Charles’ recibía en los campos de San Lorenzo al Guernica. Cuando los vascos ganaban 0-1, un espectador saltó al campo para agredir al árbitro, <b>Osoro Garay</b>. Era el minuto 20 y los intentos de agresión se repitieron hasta que el colegiado decidió suspender el partido. El Comité de Competición castigó al Laredo dando por finalizado el encuentro con la victoria de los visitantes y cerrando San Lorenzo para el partido contra el C. D. Guecho del 23 de enero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h4 style="text-align: justify;">El partido contra el C. D. Guecho</h4><div style="text-align: justify;">El Racing abriría las puertas de los Campos de Sport a los pejinos para ese partido que resultó muy reñido, con una actitud del colegiado, el guipuzcoano <b>Garagorri Lángara</b>, que constantemente parecía guiarse por un espíritu de venganza en desagravio del compañero que arbitró en Laredo. Anuló un gol al laredano <b>Varona</b> y aún así, el conjunto cántabro, dirigido por <b>Abel</b>, fue superior en la segunda parte gracias al tesón de sus jugadores. En el minuto 77, <b>Cano Llata</b> botó un córner, <b>Docal</b> entró al remate y el portero <b>Salaverría</b>, descolocado en su salida, despejó con suavidad para que <b>Nando Laya</b> rematara de cabeza el gol cántabro.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Minutos después, el jugador del Guecho, <b>Ayesta</b>, se ayudó con la mano en el área laredana y en el cruce con un defensor, cayó al suelo. El árbitro señaló penalti. Los aficionados laredanos que se acercaron a El Sardinero elevaron sus niveles de adrenalina que rebosarían cuando el extremo del Guecho, <b>Gonzalo</b>, erró el lanzamiento por encima del larguero y la alegría de los hombres de <b>Abel</b> se convirtió en indignación, ya que el árbitro mandó repetir el penalti al observar que los defensores locales habían entrado en el área antes del lanzamiento. Como consecuencia de las protestas, <b>Garagorri</b> expulsó al capitán <b>Ignacio</b> y luego se produjo una invasión del campo que llegó a agredir al colegiado. El partido se suspendió cuando faltaba un minuto y ocho segundos para su finalización. El Comité de Competición sentenció que debería de lanzarse el penalti y jugarse, esta vez en San Mamés y a puerta cerrada, los sesenta y ocho segundos que faltaban.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h4 style="text-align: justify;">Reanudación en San Mamés</h4><div style="text-align: justify;">Después de un aplazamiento debido al secuestro del general <b>Villaescusa</b> por el Grapo y la matanza de los cinco abogados laboralistas de Atocha que desaconsejaban la organización de eventos, el partido se reanudaría el 23 de marzo. Sólo unas veinte personas pudieron ver cómo de nuevo el jugador del Guecho lanzaría fuera el penalti, y cómo de nuevo, el árbitro, en este caso el vizcaíno <b>Izaguirre</b>, mandaría repetir el lanzamiento por entender que el portero, <b>José Luis</b>, se había movido antes del disparo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Finalmente, el gol del Guecho subió al marcador, aunque se quedó a un punto de estrenar la Segunda B. El Laredo, por su parte, descendió a la categoría regional. Su presidente, <b>José Luis Alonso</b>, no tuvo reparos en reconocer que aquel partido, el más largo que se recuerda, fue “un atraco a mano armada”.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-38547545435683817822020-11-04T19:00:00.004+01:002020-11-04T19:00:38.672+01:00Pombo y la osadía de la juventud<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG46k-kronrvh6EgyCQotf3YoqOi2IcInmbz_zy16rXUMe0r7Bj01W18RA3-RqY673YzxfEjts64MNABFL5SCXFMbSCwsUPaJZBTzbwqNXq6k_4jDCEaqD5PoZ4Ln-q7GUOQw2hv3VRAw/s2048/Pablo+Pombo+Quintana.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1327" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiG46k-kronrvh6EgyCQotf3YoqOi2IcInmbz_zy16rXUMe0r7Bj01W18RA3-RqY673YzxfEjts64MNABFL5SCXFMbSCwsUPaJZBTzbwqNXq6k_4jDCEaqD5PoZ4Ln-q7GUOQw2hv3VRAw/s320/Pablo+Pombo+Quintana.jpg" /></a></div>Hace poco escuché parte de un concierto de T<b>eo Gertler</b>. No sé qué me estremeció más, el sonido que surgió de su violín o el hecho de que el músico tenía once años. En el fútbol, salvando las distancias de la fuerza y la corpulencia física, también hay talentos tempranos capaces de acallar voces, sobre todo de quienes echan atrás a los jugadores porque son demasiado jóvenes. Hace unos días, un chaval de 17 años, <b>Ansu Fati</b>, se convirtió en el goleador más joven de la selección española, y con 16 años ha habido futbolistas que han tenido la oportunidad de marcar un gol en Primera División, como <b>Fabrice Olinga </b>con el Málaga o <b>Muniaín</b> con el Athletic Club. Sin embargo, el Racing contó en su día con un joven valor de 17 años cuya osadía goleadora me suena como un concierto de violines.<p></p><p style="text-align: justify;">Era santanderino, nació el 13 de junio de 1916 y se llamaba <b>Pablo Pombo Quintana</b>. Tuvo diez hermanos, de los cuales <b>José Felipe</b> y <b>Jesús </b>también fueron jugadores del Racing, mientras que <b>Casilda</b> fue una gran jugadora de tenis y de golf. Aunque vivió su infancia en la Villa Piquío del Sardinero, marchó a estudiar al colegio La Salle de Santoña, con lo que sus primeros equipos fueron el C. D. Paloma y el Santoña C. F. De este último equipo pasaría en 1933 al Racing por mediación del mismo presidente racinguista, <b>José María de Cossío</b>, emparentado con la familia materna del jugador. Entre la plantilla racinguista enseguida se le apodó ‘El chaval’, por su juventud, y en el primer partido de Liga de la temporada 1933-34, disputado en Sevilla contra el Betis, el entrenador, <b>Mr. Galloway</b>, no dudó en alinearle, presentando a un equipo formado por <b>Miera</b>, <b>Ceballos</b>, <b>Gurruchaga</b>, <b>Hernández</b>, <b>Baragaño</b>, <b>García</b>, <b>Santi</b>, <b>Loredo</b>, <b>Telete</b>, <b>Ruiz</b> y <b>Pombo</b>.</p><h4 style="text-align: justify;">Contra el Betis</h4><p style="text-align: justify;">El partido se jugó el 5 de noviembre de 1933, cuando <b>Pablo</b> tenía 17 años y 145 días. Los béticos se adelantaron enseguida en el marcador con un gol de <b>Lecue</b> a pase de <b>Unamuno</b>, pero los cántabros no se desanimaron, porque seis minutos después, <b>Pombo</b> robó un balón a la defensa y sorprendió de un certero disparo al meta <b>Urquiaga</b> que estaba fuera de su marco. De esta manera, <b>Pablo Pombo Quintana</b> se convirtió en el jugador más joven en anotar un gol en Primera División, y en la actualidad sigue siendo el goleador racinguista más joven en esa categoría. Pero el gran mérito de <b>Pombo</b> no fue marcar un gol en Primera con 17 años. Su mérito fue que, con esa temprana edad, marcó nada menos que once. El segundo fue al Oviedo; el tercero, al Athletic Club; el cuarto, quinto y sexto, al Español; el séptimo y octavo al Madrid; el noveno y décimo al Barcelona y el undécimo al Valencia.</p><p style="text-align: justify;"><b>Un extremo rápido con disparo fácil</b></p><p style="text-align: justify;"><b>Pombo</b> era un extremo muy rápido que podía jugar tanto en la izquierda como en la derecha, con un disparo fácil y muy eficaz. Se mantuvo en el Racing hasta que estalló la guerra civil. Se incorporó al equipo en la reanudación de la Liga (1939-40), pero no terminó la temporada con el club santanderino porque marchó cedido al Sevilla para reforzar al conjunto andaluz en la Copa del Generalísimo que por cierto ganaría en 1939, ya que derrotó en la final al Racing de Ferrol. Luego regresó a Santander donde continuó jugando en el Racing hasta 1945. Ese mismo año tuvo que marchar a Cartagena para trabajar en CAMPSA, donde aprovechó para jugar en el Cartagena F. C. (1945-46). También debido a su profesión tuvo que desplazarse esa misma temporada a Jerez de la Frontera, fichando por el Xerez y luego el Cádiz (1946-49), para volver a Jerez formando parte del entonces Jerez C. D. (1949-54), club donde pasaría a la historia por marcar cinco goles en un mismo partido al Betis el 8 de octubre de 1950.</p><p style="text-align: justify;"><b>Pombo</b> fijó su residencia en Ciudad Real, donde continuó trabajando en CAMPSA como jefe de la agencia comercial de la empresa. En esa ciudad falleció el 13 de enero de 2001. Con el Racing jugó un total de 164 partidos oficiales, marcando 67 goles, de los cuales 17 los anotó sin haber cumplido los 18 años (los once de Liga ya comentados, más dos de Copa y cuatro del campeonato regional). Sin duda toda una indecorosa osadía de juventud goleadora.</p><div><br /></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-18154011561153898732020-10-26T19:52:00.002+01:002020-10-26T19:52:34.770+01:00Santi Zubieta, el último de los primeros<blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><br /></div></blockquote><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiibm0MBf3ws-0YRy5nDsgw8bb2zgB5pckoo2UGvjGNUSyJ1doxXx8DcIce_sfocbGdMxB463o82fmLFdhdNRP2ZQlqFJOGCtDK41O2O0COZENjircnZlFqngQ3XrMvSIAOqMfBvpoA2Jg/s2048/Santi+Zubieta.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1365" height="368" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiibm0MBf3ws-0YRy5nDsgw8bb2zgB5pckoo2UGvjGNUSyJ1doxXx8DcIce_sfocbGdMxB463o82fmLFdhdNRP2ZQlqFJOGCtDK41O2O0COZENjircnZlFqngQ3XrMvSIAOqMfBvpoA2Jg/w245-h368/Santi+Zubieta.jpg" width="245" /></a></div>En todos los órdenes de la vida, llegar el primero supone cierto grado de mérito. Pilar de la actividad deportiva que se basa en la competición, el primero, el descubridor, el que abre camino o el que ha superado a todos en la carrera, casi siempre es el dueño del éxito. Pero entre todos los pioneros, el mejor es aquél que contempla la llegada de todos, comparte su alegría y se mantiene el último en marchar para recoger y apagar las luces.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Santi Zubieta Redondo</b>, uno de los jugadores del Racing que participó en la naciente Liga de la Primera División (1928-29), nació en la localidad vizcaína de Galdácano. Tras jugar en el equipo de su pueblo, <b>Santi</b> llegó a Santander en 1927, con 18 años. El Racing, dirigido por <b>Patrick O’Connell</b>, tenía entonces por delante una etapa que resultaría decisiva en su devenir histórico, ya que los clubes estaban discutiendo la creación de la Liga que multiplicaría la celebración de partidos ante la demanda del profesionalismo, recién permitido en España.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La calidad de <b>Santi</b> por la banda derecha le proporcionaría un puesto en el equipo de manera indiscutible, debutando en partido oficial con la camiseta racinguista el 11 de septiembre de 1927, con victoria por cinco a cero ante el Eclipse F. C., en el campeonato regional, y marcando además el primer tanto. En esa misma temporada intervendría en la Copa del Rey y en los partidos de la inconclusa Liga Máxima, siendo después uno de los hombres claves de la fase de clasificación para que el Racing formara parte de los diez equipos que pondrían en marcha la Primera División.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h4 style="text-align: justify;">El inicio de la Liga</h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-weight: normal;">El 12 de febrero de 1929 fue uno de los once históricos jugadores que debutaron en el campeonato liguero de la máxima categoría, con derrota en los Campos de Sport contra el que sería primer campeón, el F. C. Barcelona (0-2). </span>O’Connell<span style="font-weight: normal;"> alinearía aquella tarde a </span>Raba<span style="font-weight: normal;">, </span>Santiuste<span style="font-weight: normal;">, </span>Rufino Gacituaga<span style="font-weight: normal;">, </span>Torón<span style="font-weight: normal;">, </span>Baragaño<span style="font-weight: normal;">, </span>Larrinoa<span style="font-weight: normal;">, </span>Santi<span style="font-weight: normal;">, </span>Loredo<span style="font-weight: normal;">, </span>Óscar<span style="font-weight: normal;">, </span>Gómez-Acebo<span style="font-weight: normal;"> y </span>Amós de la Torriente<span style="font-weight: normal;">. </span></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-weight: normal;"><br /></span></h4><h4 style="text-align: justify;"><span style="font-weight: normal;">En 1931, Santi fue uno de los integrantes que lograron el subcampeonato de Liga y que jugaría el Torneo de la Exposición Colonial de París. Su último partido como racinguista se disputó el 14 de enero de 1934 en el estadio Buenavista de Oviedo. Luego fichó por el Valencia C. F. (1934-36) y con la guerra civil, jugó en el Aviación de Zaragoza, equipo que con el Atlhetic de Madrid formaría el Club Atlético Aviación, donde tuvo como compañeros a los cántabros que serían internacionales, Germán y Aparicio. Tras acabar la guerra, marchó a Cartagena, donde colgó las botas en 1940. Santi, vinculado laboralmente con el cuerpo de Aviación, compaginó su trabajo en el Ministerio del Aire con el de entrenador de las secciones inferiores del Atlético de Madrid y del Real Madrid.</span></h4><div style="text-align: justify;"><br /></div><h4 style="text-align: justify;">Homenaje</h4><div style="text-align: justify;">El 20 de enero de 1974, antes del encuentro liguero entre el Racing y el Barcelona, recibió, junto a otros compañeros, un diploma conmemorativo del primer partido liguero de la historia, diploma que siempre mantuvo expuesto en la habitación de su domicilio en Madrid, donde residió desde principios de los años cuarenta. Su hermano menor, <b>Ángel</b>, también fue jugador profesional, destacando en el legendario equipo de San Lorenzo de Almagro de los años cuarenta y cincuenta. Los hermanos <b>Zubieta</b> tienen en su haber circunstancias especiales de la historia de la Liga. <b>Ángel </b>es uno de los jugadores más jóvenes en debutar con la selección nacional absoluta y el que más tiempo dejó transcurrir entre su debut en la Liga española y su último partido, después de veinte años, dos meses y seis días. Por su parte, <b>Santi</b> fue el último superviviente de los menos de 200 jugadores que participaron en la primera Liga. Meses después de recibir la insignia de oro del Racing, fallecería en Madrid en septiembre de 2007, a punto de cumplir los 94 años.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En todos los órdenes de la vida, llegar el primero supone cierto grado de mérito. Pero entre los primeros, el mejor es aquél que contempla la llegada de todos, comparte su alegría y se mantiene el último en marchar para recoger y apagar las luces, como <b>Santi Zubieta</b>, leyenda racinguista de la primera Liga española.</div></div><div><br /></div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-10563083436614393502020-10-03T22:10:00.000+02:002020-10-03T22:10:36.549+02:00La dama del Naranjo de Bulnes<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJNLbL_DaG5rDh4OQrX09XS3pLktC-ARWufIK8w-jVCZQevcfzKg88d1-AE9hvNGlrQFcfCQjqHK5EOel4-Ezcki9_d0_PipoWrVibDlkMG1DQXJarLGSDGqwLAYwmQVtqLWGqGNk8o48/s2048/Carmen+Sa%25CC%2581nchez+Eren%25CC%2583o.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1284" height="355" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJNLbL_DaG5rDh4OQrX09XS3pLktC-ARWufIK8w-jVCZQevcfzKg88d1-AE9hvNGlrQFcfCQjqHK5EOel4-Ezcki9_d0_PipoWrVibDlkMG1DQXJarLGSDGqwLAYwmQVtqLWGqGNk8o48/w222-h355/Carmen+Sa%25CC%2581nchez+Eren%25CC%2583o.JPG" width="222" /></a></div>Viajo por el túnel del tiempo leyendo. Suele invitarme <b>Fermín Sánchez</b>, el padre de la historia del deporte en Cantabria que tanto popularizó el pseudónimo de ‘<b>Pepe Montaña</b>’. Abro las páginas de su gran libro, ‘Archivo deportivo de Santander’ (1948), y repaso el último párrafo que dedica a la montaña y la nieve: “Se empieza a destacar -escribe <b>Fermín</b>- la figura de una gran escaladora: <b>Carmina Sánchez Ereño</b>, que corriendo el tiempo había de asombrar a España con el dominio del Naranjo de Bulnes. Nadie más que ella y una pastora, parienta del famoso guía el Cainejo, han vencido al coloso de los Picos. Bello final para cerrar estas breves impresiones sobre la nieve y la montaña. Una mujer joven, acompañada de su marido, <b>Julio Casal</b>, ha escalado el Naranjo. Y es montañesa, del Club Alpino Tajahierro. Por este solo hecho bien mereció ser fundado el club”.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><b>Carmen Sánchez Ereño</b> (Agüera de Guriezo, 1923-2020) quizás hubiera vivido, como la mayoría de las jóvenes de su tiempo, ajenas al deporte, porque a ella le gustaba más la lectura. Pero camino a la biblioteca Menéndez Pelayo para recoger libros de préstamos, se encontraría con otro destino. Sus idas y venidas cargada de libros no pasarían desapercibidas a la mirada de un joven alto, fuerte y decidido, exjugador del Rayo Cantabria, amante del montañismo y socio del Club Alpino Tajahierro. El joven en cuestión se llamaba <b>Julio Casal</b>, y un día, en la puerta de la biblioteca, la dirigió sus primeras palabras: “¿De dónde vienes con tantos libros?”. A partir de entonces, <b>Carmen</b> y <b>Julio</b> fueron inseparables caminantes y pasearon su noviazgo por las principales montañas de Cantabria. Ella se empaparía de amor por el “grandullón”, clave para mantener el ritmo de su ajetreo. Los montañeros comenzaron a conocerlos como “Tarzán y su compañera”, y ambos se casarían en 1946. Pocos meses después, <b>Julio</b> propuso a su esposa que le acompañara en la ascensión al Naranjo de Bulnes. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">El Naranjo, o el Picu Urriellu, fue ascendido por primera vez en 1904 por <b>Pedro Pidal</b>, <b>marqués de Villaviciosa</b>, y el pastor <b>Gregorio Pérez</b>, más conocido como ‘<b>El Cainejo</b>’, y aunque dos nietas de este pastor también subieron a la cima del emblemático pico cuando eran unas niñas, nunca lo había intentado una verdadera mujer, una dama que además estaba embarazada, porque <b>Carmina</b>, sin saberlo, ya estaba en cinta de su primera hija, <b>Carmen</b>.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><h3 style="clear: both; text-align: justify;">La ascensión</h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">La ascensión se realizó con alpargatas de esparto, abrigos impermeabilizados con aceite de linaza, unas pesadas cuerdas de cáñamo y sin arneses. Subieron por la cara sur, “la directísima”, y cuando alcanzó la cumbre, <b>Carmina</b> sintió una sensación agridulce al mezclar la emoción de la gesta y el placer de contemplar una visión única de la cordillera, con el temor de no saber cómo iba a ser capaz de bajar desde aquella altura tan solemne. Pero <b>Carmina</b> demostró ser una campeona.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><h3 style="clear: both; text-align: justify;">La tragedia en los Alpes</h3><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Fueron muchas excursiones por los Picos de Europa y los Pirineos, pero <b>Carmina</b> también salió de España para enfrentarse a los Alpes. Allí, en 1953, viviría sus peores recuerdos cuando perdió a cuatro compañeros durante la ascensión al Mont-Blanc. La prudencia y el conocimiento de <b>Julio</b> fueron claves para evitar que la desgracia les afectara. Los cuatro miembros de la expedición murieron congelados al no hacer caso de los consejos de <b>Julio</b> de retrasar la salida de Chamonix por las previsiones de mal tiempo. <b>Ugarteche</b>, <b>Yanke</b>, <b>Peciña</b>, <b>Bacigalupe</b> y <b>Besga</b>, impetuosos e inexpertos, salieron de Vallot (4.758 metros), el último refugio de aproximación, para atacar el tramo final de la cima. Fue una decisión fatal. La borrasca sorprendió a los montañeros y desaparecieron. <b>Julio</b> y <b>Carmina</b> llegaron días después a Vallot y allí se encontraron con <b>Besga</b>, que se salvó al regresar al refugio porque se le olvidaron los guantes.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><b>Carmina</b>, pionera del montañismo en Cantabria, primera mujer federada en ascender el Naranjo y socia de honor del Tajamar, falleció hace unos meses tras una larga vida donde pudo conocer a sus once nietos y doce bisnietos. En el libro de <b>Fermín Sánchez</b>, conservo un sello de su exlibris donde destaca una montaña, en cuya cumbre se eleva la frase: “En lo alto, la luz”. Es como si se hubiera inspirado en la ‘Oda al Deporte’ que el <b>Barón de Coubertin</b> escribió para el concurso literario de los Juegos Olímpicos de 1912: “Y sobre la cima de los montes, se ha posado un resplandor de aurora, y rayos de luz han iluminado el oscuro arbolado”. Seguro que es el resplandor de <b>Carmina</b>, la dama del Naranjo de Bulnes.</div><div><br /></div></div><p></p>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-42628668875908417632020-08-29T19:13:00.005+02:002020-10-26T19:53:17.850+01:00El periodista que hizo una alineación de la selección<p class="MsoNormal" style="font-family: calibri, sans-serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><span style="font-family: "American Typewriter", serif; font-size: 14pt; text-align: justify;"></span></p><span style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga2UstYGGm6bISATMODxKFpwXvMU6Px6AfXH9atwfH7UCSG6dfAcuSHX99KkAhNphf3TuyDYJeXReGK5Jqn6kV69w4pM5Ahsloj5K5UQFF1TrnhbHREUpn1Z8UVgSZK7du6U8x_wk2HQ8/s2048/IMG_0163.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1505" data-original-width="2048" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEga2UstYGGm6bISATMODxKFpwXvMU6Px6AfXH9atwfH7UCSG6dfAcuSHX99KkAhNphf3TuyDYJeXReGK5Jqn6kV69w4pM5Ahsloj5K5UQFF1TrnhbHREUpn1Z8UVgSZK7du6U8x_wk2HQ8/w320-h235/IMG_0163.JPG" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption">Carlos Bribián</td></tr></tbody></table><div style="text-align: left;">Es algo que soñamos todos los aficionados al fútbol, hacer la alineación de nuestro equipo, atributo exclusivo del entrenador. Pero hubo un periodista cuya autoridad y conocimiento convencieron a un seleccionador nacional para elegir a los once jugadores que saldrían al campo.</div></span><div style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div><div style="text-align: left;"><span style="text-align: justify;">La selección española había logrado ser campeona de la Copa de Europa de Naciones (1964) y se había clasificado, con ciertos apuros, para la fase final del Mundial de Inglaterra. Pero el debut mundialista fue un fracaso. Argentina puso en evidencia al equipo español al que ganó (2-1) y dos días después, aunque en un mal partido, el equipo de <b>Villalonga</b> se impuso a Suiza (2-1). Sin embargo, para clasificarse para los cuartos de final había que ganar necesariamente a la selección alemana, un equipo demasiado potente que además sólo necesitaba un empate para pasar a la segunda fase del torneo.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el Pen Hall Hotel de Sutton Coalfield, a pocos kilómetros de Birmingham (Inglaterra), el entrenador Benito Díaz cogió de la mano a <b>Carlos Bribián</b> y le llevó al comedor. Sentados alrededor de una mesa le esperaba el seleccionador nacional, <b>José Villalonga</b>, acompañado de otros periodistas, entre ellos los famosos <b>Antonio Valencia</b> y ‘<b>Cronos</b>’. <b>Bribián</b> era corresponsal en Alemania y conocía al dedillo al conjunto germano de <b>Seeler</b> y <b>Overath</b>, de <b>Schnellinger</b> y <b>Held</b>, y en donde llamaba la atención un joven medio de ataque que se apellidaba <b>Beckenbauer</b>. Todos coincidían en que si alguien conocía los secretos de los alemanes era <b>Bribián</b>. Por eso <b>Benito Díaz</b> se dirigió a <b>Villalonga</b> y le dijo sin preámbulos: “<b>Pepe</b>, que te diga <b>Bribián</b> quién a su juicio tendría que jugar”.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h3 style="text-align: justify;">Alineación revolucionaria</h3><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Villalonga</b> anhelaba consejo e información para contrarrestar el juego de sus rivales y por eso escuchó atentamente a <b>Carlos Bribián</b>, un periodista experimentado y muy respetado que, además de ser corresponsal deportivo de ‘Marca’ y jefe de redacción en la radio pública alemana, había sido futbolista profesional y entrenador. <b>Bribián</b> comenzó a explicar las características y puntos débiles de cada uno de los seleccionados y propuso a <b>Villalonga</b> una alineación revolucionaria, con cinco cambios con respecto a las alineaciones anteriores que dejaba en el banquillo a hombres como <b>Suárez</b>, <b>Del Sol</b>, <b>Ufarte</b>, <b>Peiró</b> y <b>Gento</b>. Y <b>Villalonga</b> aceptó la propuesta del periodista.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBP6mLN19FgqAjaavtabsnPG9uuQhWyHu4WA0aTsJQGJNnc0_egMwtqUKoixFE3GMpm9-jLPZVXp50oQj_flSQIFD2YOfEQzy9spyt2fljVjYQAd_trWZHtMNyUU-_LBxhng3tnVxeVL0/s2048/Espan%25CC%2583a+1%252C+Alemania+2+1966.jpg" style="font-family: "American Typewriter", serif; font-size: 18.6667px; margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><img alt="Alineación que jugó el partido contra Alemania" border="0" data-original-height="1364" data-original-width="2048" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBP6mLN19FgqAjaavtabsnPG9uuQhWyHu4WA0aTsJQGJNnc0_egMwtqUKoixFE3GMpm9-jLPZVXp50oQj_flSQIFD2YOfEQzy9spyt2fljVjYQAd_trWZHtMNyUU-_LBxhng3tnVxeVL0/w640-h426/Espan%25CC%2583a+1%252C+Alemania+2+1966.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: justify;">Equipo que se enfrentó a la selección alemana</td></tr></tbody></table><p class="MsoNormal" style="font-family: calibri, sans-serif; font-size: 12pt; margin: 0cm; text-align: right;"><br /></p><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El partido contra los alemanes se jugó en el Villa Park de Birmingham el 20 de julio de 1966. Saltaron al terreno de juego <b>Iríbar</b>, <b>Sanchís</b>, <b>Gallego</b>, <b>Reija</b>, <b>Glaría</b>, <b>Zoco</b>, <b>Amancio</b>, <b>Adelardo</b>, <b>Marcelino</b>, <b>Fusté</b> y <b>Lapetra</b>. La idea era sorprender a los rivales desde el primer minuto, y el objetivo se logró cuando a los 25 de comenzado el encuentro, <b>Lapetra</b> pasó en profundidad a <b>Fusté</b> y éste, tras prepararse el balón con el pecho, empalmó un disparo a media altura que batió al guardameta <b>Tilkowski</b>. España había cambiado su imagen. Tuteaba a los alemanes y estaba haciendo un excelente partido, hasta que llegó el minuto 39 y se produjo el gol más inverosímil. <b>Emmerich</b>, casi desde el córner, lanzó el balón hacia el área y mientras se elevaba se enroscó en un extraño efecto colándose por la escuadra que defendía <b>Iríbar</b>. Aquel gol desmoralizó a los españoles que en la segunda parte se vinieron abajo empujados por el potencial físico de sus rivales, pero ofreciendo una imagen de dignidad a pesar del segundo gol encajado, obra de <b>Uwe Seeler.</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><h3 style="text-align: justify;">El mejor partido de España</h3><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La selección nacional perdió 2-1 y quedó eliminada del Mundial tras aquel partido, curiosamente el mejor de los que disputó en la competición.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hoy, desde su casa en Ontoria (Cabezón de la Sal), <b>Carlos Bribián</b> reposa sus recuerdos y mantiene el orgullo de periodista ejemplar. A gala lleva el hecho de que ninguna de las informaciones que escribió en su larga trayectoria haya sido desmentida, además de haber presentido con su olfato profesional acontecimientos históricos como los atentados en la villa olímpica de Munich o el conflicto bélico de la antigua Yugoslavia. Futbolista, entrenador, periodista y escritor (fue finalista del Premio Planeta en 1959), <b>Carlos Bribián</b>, con sus 94 años, sigue leyendo la prensa con espíritu crítico y bolígrafo en ristre, mientras se recrea contando historias deportivas de antaño gracias a su buena memoria, como la de haber hecho una alineación de la selección española. Un honor que muy pocos pueden lucir.</div></div>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-23177615237144404362020-08-10T20:06:00.000+02:002020-08-10T20:06:36.523+02:00El Racing y el escritor José María de Pereda<p class="MsoNormal" style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXtqsDH15iRnxGyLUXLOKmvWDvnGLKRcyFLn58-KDOtsaPSCpwpO0E1TqgfhA2V54Vse8NdTsFFyBnpRn_Y9XwIZ_Yjfbe-HxyuKJvH-I7MRTIIN9xR4mP-iaRtm11nj0T7kHeDqZq3yg/s1472/Caricaturas+1916.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="965" data-original-width="1472" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXtqsDH15iRnxGyLUXLOKmvWDvnGLKRcyFLn58-KDOtsaPSCpwpO0E1TqgfhA2V54Vse8NdTsFFyBnpRn_Y9XwIZ_Yjfbe-HxyuKJvH-I7MRTIIN9xR4mP-iaRtm11nj0T7kHeDqZq3yg/s640/Caricaturas+1916.jpg" width="640" /></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: times;">Vincular en un titular al gran escritor costumbrista, <b>José María de Pereda</b>, fallecido en 1906 con un equipo de fútbol que se fundó en 1913, es algo difícil de explicar, pero tiene su fundamento. Aunque el primer partido documentado que se juega en Cantabria date de 1902, es mucho más que probable que <b>Pereda</b> no supiera nada de fútbol, en todo caso alguna referencia lejana de un ‘sport’ inglés que estaba llenando la cabeza ociosa de la juventud de la época, sobre todo en el extranjero. Pero para buscar algún atisbo de esa singular relación, hay que comenzar hablando de una faceta de <b>Pereda</b> que, debido al éxito y a la fama de su actividad literaria, es poco conocida, como fue la de hombre de negocios, porque sería por medio de una de sus empresas por la que se vincularía años después de su muerte con el equipo santanderino.</span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-family: times;">El empresario</span></b></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span>Con la ayuda de la doctora de la UC, <b>Raquel Gutiérrez Sebastián</b>, una de las más importantes especialistas en el estudio de <b>José María de Pereda</b>, hemos sabido que el autor de ‘Peñas Arriba’ y ‘Sotileza’ también fue un diligente emprendedor de los negocios de su familia. </span><span lang="">Uno de los muchos hermanos de <b>Pereda</b>, el indiano <b>Juan Agapito</b>, sería el hombre clave para reflotar a la familia, gracias al capital aportado como consecuencia de la fortuna que hizo trabajando en los ferrocarriles de La Habana. De esta manera, <b>Agapito</b> se convirtió en el impulsor económico de los <b>Pereda</b>. Cuando <b>José María</b> regresó a Cantabria desde Madrid, sin haber concluido sus estudios militares en el arma de Artillería, y comenzó a escribir y a hacer trabajos en la prensa política, <b>Juan Agapito</b> le encarrilaría en la actividad comercial que sabría compaginar con la literatura.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span lang="" style="font-family: times;"> </span></p><h3 style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span lang="" style="font-family: times; font-size: medium;">'La Rosario'</span></h3><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span lang="">Una de las empresas más importantes de la familia de <b>Pereda</b> fue ‘La Rosario’, de la que <b>José María</b> fue miembro del consejo de administración. </span><span>Esta empresa, fundada en 1864, tenía sus almacenes en el paseo de Canalejas de Santander y comenzó elaborando las antiguas velas de sebo y de estearina, popularmente conocidas como velas de esperma. También fabricaba barras de jabón de lavar y de cocina.</span><span> <span lang="">La aparición de la electricidad bajó las ventas de las velas y eso obligó a orientar y ampliar la producción de jabones hacia la higiene personal, extendiendo sus productos al agua de colonia, elixires, dentífricos, polvos de arroz y extractos. En sus viajes a París o a Barcelona, Pereda siempre se preocupó de ver cómo se trabajaba allí en el sector de la perfumería, interesándose por la estrategia de <i>marketing</i> y publicidad y también por las últimas novedades del momento, como las cremas japonesas que eran muy demandadas por las mujeres burguesas de la época.<o:p></o:p></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span lang="" style="font-family: times;"> </span></p><h3 style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span lang="" style="font-family: times; font-size: medium;"><b>La caricatura como envolto</b>rio</span></h3><p class="MsoNormal" style="margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: times;"><span lang="">Ya tras la muerte del novelista y la aparición del Racing en la escena deportiva, l</span><span>as firmas comerciales se dieron cuenta de la popularidad del fútbol</span><span lang="">.</span><span lang=""> ‘L</span><span>a Rosario’ tenía entonces varios productos comercializados, como el agua de colonia rusa, agua de Kananga para el tocador, pomada de Kananga para las pecas, polvos de arroz extrafinos, vaselina perfumada, un ungüento bronceador llamado ‘Caobo’ y sus famosos jabones, entre ellos los denominados ‘Brisas del Sardinero’ y ‘Aromas de la tierruca’. Para promocionar este último entre los deportistas, los empresarios y descendientes de Pereda decidieron envolver sus jabones con un papel especial donde se incluía la caricatura del once racinguista de 1916 firmada por <b>Leopoldo Huidobro</b> y que es la primera caricatura conocida del equipo. </span></span><span lang=""><span style="font-family: times;">El Racing, que había surgido tres años antes, ya se había convertido en el club más importante de Cantabria. Era el único federado que había en Cantabria, tenía como terreno propio y exclusivo los Campos de Sport, aunque en régimen de alquiler, y había absorbido a los jugadores del Real Santander convirtiéndose en un potente equipo. La promoción de ese jabón le proporcionaría la primera relación en el terreno comercial. Así que en el aroma perfumado de aquel jabón quedaron impregnados los futbolistas <b>Álvarez</b>, <b>De la Torre</b>, <b>Goyena</b>, <b>Zubieta</b>, <b>Sierra</b>, <b>Lavín</b>, <b>Mateo</b>, <b>Zubizarreta</b>, <b>Salinas</b>, <b>Pepe Agüero</b>, <b>Oria</b> y, sobre todo, una vinculación que, aunque indirecta y lejana, relacionó al Racing con el gran <b>José María de Pereda</b>.</span><span style="font-family: times new roman, serif;"><o:p style="font-size: 14pt; font-size: 14pt;"></o:p></span></span></p>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-67693779337498641682020-08-04T23:17:00.001+02:002020-08-04T23:17:20.256+02:00Luis Gutiérrez Dosal, el cántabro que engrandeció al fútbol mexicano<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfN33t4Nx4slOlUJzry01xBTiBDygSLe9xZTEOESE1vwOgM9A_840ZpYjHDidATGQqILM0oiJfyIj_D76t7-Ed_6x312yIt9rybk876T6JIf9fVwsIWqZW-E1N_oO9sr5CseLCMXKObJY/s2048/Luis+Gutie%25CC%2581rrez+Dosal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1502" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfN33t4Nx4slOlUJzry01xBTiBDygSLe9xZTEOESE1vwOgM9A_840ZpYjHDidATGQqILM0oiJfyIj_D76t7-Ed_6x312yIt9rybk876T6JIf9fVwsIWqZW-E1N_oO9sr5CseLCMXKObJY/s640/Luis+Gutie%25CC%2581rrez+Dosal.jpg" width="640" /></a></div><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">Cuando murió, la ciudad se paralizó. Nunca se vio un cortejo fúnebre tan frecuentado ni sentido. Presidente del C. D. Toluca, <b>Luis Gutiérrez Dosal</b> había sido un próspero comerciante, agricultor, industrial y banquero que se convirtió en el hombre clave del progreso de sus conciudadanos, porque no sólo creó riqueza, sino que supo repartirla con generosidad. Así que los jugadores de su equipo no se iban a conformar con rezar una oración antes del partido o atarse un brazalete negro en señal de luto. La muerte de don Luis había sido algo más profundo y doloroso para todos. Y allí, durante uno de los entrenamientos en el histórico estadio de la Bombonera, en ese campo que se compró y remodeló gracias a su vocación de mecenas deportivo, los jugadores reunieron su consternación para conjurarse en dos compromisos: no jugar el primer partido de campeonato como muestra de duelo y regalar a su presidente algo que jamás se había conseguido, quedar entre los tres primeros de la clasificación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">La historia de los cántabros con el Club Deportivo Toluca de México merece un punto y aparte. El astillerense <b>Nando García</b>, el jugador internacional racinguista que recayó en México para la gloria del fútbol de aquel país, fue uno de los grandes entrenadores del conjunto toluqueño. Otra de las aparentes casualidades que une a este club con Cantabria es la creación del equipo santanderino que llevó su nombre, sus camisetas y su escudo durante treinta años y, durante una temporada, por varias ciudades españolas luciendo a sus famosos exinternacionales: <b>Marquitos</b>, <b>Pachín</b>, <b>Mateos</b>, <b>Atienza</b> y <b>Pantaleón</b>.</span></p><h3 style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">Natural de Casamaría (Herrerías)</span></h3><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;"><b>Luis Gutiérrez Dosal</b>, un montañés nacido en los años finales del siglo XIX en Casamaría, pequeña localidad del municipio de Herrerías, emigraría a América, estableciéndose en Toluca, la capital del estado de México, en 1920. La situación económica del país, después de la revolución, no era la más adecuada para la prosperidad, pero se fue abriendo camino. Su primer trabajo fue de despachador en la Compañía Nacional Alcoholera. En 1928 emprendió sus primeros negocios con un destacado impulso emprendedor y una gran visión.</span><span style="font-size: 11pt;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">En 1934, al descubrir que los productores lácteos tenían grandes pérdidas por no saber aprovechar el mercado, puso en marcha la primera pasteurizadora de leche de México. En los años cincuenta, cuando la agricultura comenzó a pasar de manos de terratenientes a campesinos, <b>Gutiérrez Dosal</b> potenció el sector consolidando centros de almacenamiento de maíz y garantizando a los campesinos la compra de las cosechas. De esta manera evitó la pérdida de toneladas de alimento y ayudó a establecer un precio de garantía. Esta medida supuso la creación de un ambiente de seguridad y confianza entre los productores al tener asegurado la compra del grano. Además, solicitó a la Secretaría de Hacienda la concesión para crear un fideicomiso bancario para apoyar a los campesinos y ganaderos de la región.</span></p><h3 style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">Presidente del C. D. Toluca</span></h3><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">No faltaría su decidido apoyo al equipo de Toluca, que tras alcanzar la Segunda División en 1951, logró ascender a la máxima categoría por primera vez en 1953, un hito deportivo muy celebrado que sin embargo ofrecía un panorama incierto, ya que los modestos dirigentes del club no tenían recursos para mantenerse en la categoría. Fue cuando <b>Gutiérrez Dosal </b>se incorporó al club, siendo elegido presidente. Reestructuró la plantilla, remodeló el pequeño estadio dando origen a la famosa Bombonera, logró el primer título al obtener la Copa de México en 1956 y se mantuvo en el cargo hasta su muerte, el día de San Juan de 1959.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;">Los jugadores del C. D. Toluca cumplieron con la promesa de no jugar el primer partido de campeonato, pero no pudieron ser terceros, ya que se les dio por perdido aquel encuentro y quedaron a un punto del tercer lugar, detrás del Guadalajara, el América y el Atlas. Pero los herederos del equipo no desilusionarían a <b>Gutiérrez Dosal</b>. Desde que éste puso las bases para la creación de un gran club, siempre se mantuvo en Primera y en 1967 conquistó su primer título de Liga.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: 21.4667px;"><b>Nando García</b> acabó su contrato como entrenador del Toluca con la muerte de <b>Gutiérrez Dosal</b> y en ese mismo año, en 1959, las camisetas del club llegaron a Santander para vestir a un nuevo equipo. También llegarían a Cantabria alguno de sus nueve hijos que tuvo con su segunda mujer, <b>Juana Querejeta</b>, y en la iglesia de tradición gótica de Casamaría, dedicada a la Virgen de Loreto, aún se mantiene en alto, junto a un farol que la alumbra, una placa de mármol que recuerda que el templo fue reconstruido en 1948 por <b>Luis Gutiérrez Dosal</b>, el montañés que engrandeció al fútbol de México y que no sólo creó riqueza, sino que supo repartirla con generosidad.<o:p></o:p></span></p>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-20834562624310530722020-07-08T23:42:00.001+02:002020-07-08T23:53:49.537+02:00El primer triunfo de Vicente Trueba, ensombrecido por la muerte en carrera de su rival<p class="MsoNormal" style="line-height: 1; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="line-height: 1;"></span></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="font-size: 14pt; margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtvDh4pABfgUKFI3Ue5GjWCXI-BHELYaeWC6dVyikZg4lBnHk9KbEFxKmc3lpVelk_X9KvcjbK51vjMtjLHyWs5Xz5EWObqtF61lnc3TNhAOuscHFITbkpYakP77Yr6dzGkgKbsVPpd0w/s3539/La+Pulga+Trueba.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2327" data-original-width="3539" height="411" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtvDh4pABfgUKFI3Ue5GjWCXI-BHELYaeWC6dVyikZg4lBnHk9KbEFxKmc3lpVelk_X9KvcjbK51vjMtjLHyWs5Xz5EWObqtF61lnc3TNhAOuscHFITbkpYakP77Yr6dzGkgKbsVPpd0w/w625-h411/La+Pulga+Trueba.jpg" title="Vicente Trueba" width="625" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: left;">Vicente Trueba escalando un puerto de montaña</td></tr></tbody></table><font face="times" style="line-height: 1;"></font><p></p><p class="MsoNormal" style="font-size: 18.6667px; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt;"><font face="times" style="line-height: 1;"><br /></font></p><p class="MsoNormal" style="font-size: 18.6667px; line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times" style="line-height: 1;">Dicen que comenzamos a morir en el mismo momento en que nacemos y que la vida, como un testigo en una carrera de relevos, es la prenda que los que terminan el trayecto entregan a quienes lo inician. Así se continúa construyendo el sueño conjunto de la inmortalidad, recorriendo distancias, cuesta arriba y cuesta abajo, hacia la meta de la esperanza.</font></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;"><b>El Gran Premio Gorordo</b></span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;">También la vida y la muerte se dieron cita, cuesta arriba y cuesta abajo, en aquella carrera ciclista de 1925 que se celebró el 16 de agosto, festividad de San Roque, subiendo y bajando el puerto de la Braguía (Cantabria). Era la II Copa Directivos que ponía en liza el Gran Premio Gorordo. El recorrido Santander-Ontaneda-Vega de Pas-Sarón-Santander atravesaba como punto más determinante el puerto de La Braguía, separador de los valles del Pas y del Pisueña. Hacía un calor sofocante y entre los corredores, escoltados por sus respectivos hermanos, eran favoritos <b>José Sierra</b>, ya consagrado con varias victorias, y <b>Vicente Trueba</b>, joven y principiante que había demostrado unas cualidades excepcionales sobre la bicicleta.</span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;"><b>La lucha y la caída</b></span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;">La cabeza del pelotón y la iniciativa de la lucha la llevaban <b>Pepe Sierra</b> y <b>Vicente Trueba</b>. Remontó <b>Pepe</b> el alto del Cerro del Establo y se lanzó por la Braguía en busca de <b>Vicentuco</b>, que le había desbordado subiendo la cúspide. <b>Trueba</b>, menudo y dotado de un poder extraordinario para trepar por las montañas, fue pegado a la rueda de <b>Pepe</b> que cedió en el último tramo, escapándose <b>Vicente</b>. Y <b>Pepe</b> quiso alcanzarle y en el mismo alto, materialmente agotado, sin un momento de reposo, se tiró cuesta abajo y pasados unos metros cayó al suelo.</span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;">Nunca se supo lo que le pudo ocurrir. Hubo quienes dijeron que un vehículo le estorbó produciéndole la caída. Otros le echaron la culpa al tubular que al salirse le hizo perder el control y, finalmente, la versión más extendida fue que el calor y el esfuerzo para responder al ritmo de <b>Vicente Trueba</b> fueron la causa de su desfallecimiento. Le llevaron a Selaya con urgencia, pero todo fue inútil. Los médicos diagnosticaron que murió por “congestión cerebral” a las ocho de la tarde, arropado por la compañía de sus padres.</span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><span style="font-family: times; font-size: 18.6667px;"><b>Vicente Trueba</b> no supo de la caída de su perseguidor hasta que entró en la meta, cuando se proclamó ganador de su primera carrera, una victoria que con la sombra de aquella desgracia, deslució el hecho de que el de Sierrapando había derrotado a todos los corredores profesionales, cuando él aún no lo era.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;"><b>El dinero del campeón para el sepelio</b></span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;">Aquel domingo, festividad de San Roque, el puerto de la Braguía fue testigo de la trágica carga de dualidad que conserva la existencia, porque la victoria de <b>Trueba</b> supuso el nacimiento de una brillante trayectoria deportiva que se encendió sobre la seca madera del infortunio. Al llegar a la meta de Santander, en la Alameda de Oviedo, el sonido de la gloria envolvió al ganador, mientras que el canto fúnebre de un responso lo hacía en torno a la figura de <b>Sierra</b> en el cementerio de Selaya. En las memorias de <b>Vicente Trueba</b> que me ha hecho llegar mi amigo <b>Armando González</b>, el propio corredor nos confiesa el noble detalle de que con parte del dinero de aquella su primera victoria, ayudaría a sufragar los gastos del entierro de su rival.</span></font></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 16.8667px; margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;"><font face="times"><span style="font-size: 18.6667px;">Dicen que comenzamos a morir en el mismo momento en que nacemos y que la vida, como un testigo en una carrera de relevos, es la prenda que los que terminan el trayecto entregan a quienes lo inician. <b>José Sierra</b> y <b>Vicente Trueba</b> se intercambiaron su esfuerzo y su espíritu deportivo para seguir construyendo el sueño conjunto de la inmortalidad, recorriendo distancias, cuesta arriba y cuesta abajo, hacia la meta de la esperanza, pasando por la Braguía.</span></font></p>Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-15093099942733921362020-06-03T23:10:00.001+02:002020-06-03T23:16:28.591+02:00La aventura española de Patrick O'Connell<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG8xA8e_OJgvi_I_JqGym9bcIodJqLyoApKns9cmiKa0HYOOJCkoxaWeZUXUeQhyphenhyphenYb9Q3WQYHAFoqbvkNWIOrbwkJ7JRt8YFiE0f30vtMwi_NDj8_ZpaE_11_pYA0EncR4gcpy6cWywbc/s1600/O%25C2%25B4Connell+entrenador.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1246" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG8xA8e_OJgvi_I_JqGym9bcIodJqLyoApKns9cmiKa0HYOOJCkoxaWeZUXUeQhyphenhyphenYb9Q3WQYHAFoqbvkNWIOrbwkJ7JRt8YFiE0f30vtMwi_NDj8_ZpaE_11_pYA0EncR4gcpy6cWywbc/s320/O%25C2%25B4Connell+entrenador.jpg" width="249" /></a></div>
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Nacer y morir no son verbos de una única vez. Bien lo saben aquéllos sobre los que soplaron vientos de guerra. <b>Patrick O’Connell </b>vistió uniforme en la I Guerra Mundial, sufrió la locura de la independencia de Irlanda y sepultó su etapa de jugador de fútbol embarcando hacia el sur. Durante la navegación sentía cómo en las islas se quedaba el glorioso partido de los nueve hombres y medio, el escándalo del amaño contra el Liverpool, la denuncia de sus compañeros del Manchester United… y cuando desde el barco, la línea del horizonte comenzó a perfilar la costa del norte de España, sabía que allí nacería un hombre nuevo. Tenía entonces 34 años.</div>
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<b>Llegada a Santander</b></h3>
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<b>O’Connell </b>llegó a Santander el 10 de noviembre de 1922, cuando el Racing también se preparaba para afrontar una nueva etapa. El fútbol cántabro había tomado la decisión de independizarse del egocentrismo excluyente del vizcaíno, poniendo en marcha su primer campeonato donde, además del Racing, participaría su equipo filial, el New Racing. Como anteriormente había hecho <b>Mr. Pentland</b>, <b>O’Connell</b> puso sus ojos en los más jóvenes y se entusiasmó con ellos. Comprendía que eran el futuro del club y comenzó a diseñar ese futuro en los entrenamientos. Dirigía al Racing y al New Racing con un tacto exquisito. Trataba de evitar el agotamiento y la exigencia, sabiendo que ninguno de los jugadores era profesional. Aún joven, enseñaba con el ejemplo y deslumbraba con sus carreras, con su técnica, y con su disparo. Incluso la directiva quiso incorporarle al club como jugador, pero en España aún se mantenía la prohibición de que jugaran extranjeros, aunque actuó en varios partidos amistosos. Quería que se jugara al primer toque, que se erradicaran los individualismos en el recorrido de la pelota y que cada uno de los futbolistas se mentalizara en la acción colectiva del equipo. Y su trabajo fue dando resultados. Consiguió que el Racing ganara aquella fase clasificatoria para crear la Primera División, dirigiendo al equipo en el primer campeonato de la Liga española. Fueron los grandes logros deportivos del Racing.</div>
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Toros con José María de Cossío</h3>
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Los siete años que pasó en Santander enriquecieron su vida personal. Se empapó de la idiosincrasia española. Disfrutó de la buena mesa, de los excelentes vinos, de la amistad con los jugadores. Entabló amistad con José María de Cossío, entonces directivo del Racing, de quien se contagió de la afición a los toros, asistiendo a las corridas, e incluso, vestido con chaqueta corta, participando en varias capeas. Pero sobre todas las cosas, su vida se enriqueció recuperando el amor. Se enamoró de una muchacha irlandesa y católica, Ellen, institutriz que la Reina Victoria tenía para atender al príncipe y a los infantes en el Palacio de la Magdalena.</div>
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El éxito sevillano</h3>
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Tras su éxito en el Racing, fichó por el Real Oviedo y en 1932 viajó a Sevilla, otra de las ciudades que siempre llevaría en su corazón, donde escribió con grandes letras el nombre del Betis en la historia del fútbol español, porque en un partido memorable disputado en Santander contra el Racing, los sevillanos conquistarían el campeonato de Liga. Aquel éxito fue el más importante que obtuvo en España y el que le lanzaría para entrenar al F. C. Barcelona. Fue cuando la locura de la guerra del 36 volvió a interrumpir su progresión. Había sobrevivido a otras guerras, ¿por qué no a ésta? Viajó a México y a Nueva York con su nuevo equipo para jugar varios partidos amistosos, y cuando regresaron a España, sólo volvieron Calvet, Mur, Amorós y O’Connell. Y el irlandés aguantó en Barcelona a pesar de los bombardeos que también destrozaron la sede del club. Cuando vino la paz, O’Connell volvió a Sevilla, con su Betis, prolongando los días felices y ascendiendo a este equipo a Primera División. Luego fichó por el Sevilla C. F., consiguiendo el subcampeonato de Liga en la temporada 1942-43.</div>
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Los tiempos del infierno comenzaron a arder cuando de nuevo regresó al Betis, porque en la temporada 1946-47, O’Connell sufrió la vergüenza de llevar a los sevillanos a Tercera División. En esa misma temporada también descendería el Racing, y el técnico irlandés compensó de alguna manera su pérdida de prestigio volviendo a entrenar al conjunto montañés. Fue un acierto porque los cántabros subieron a Segunda División.</div>
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La llegada de su hijo Daniel</h3>
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Y regresó a Sevilla, donde fijó su residencia, y allí le visitó un día la personificación del pasado que siempre quiso olvidar. En Irlanda había dejado a su primera mujer, con la que había tenido cuatro hijos: <b>Patrick, Nancy, Ellen y Daniel</b>. Nunca había faltado el envío de dinero para sostener a su secreta familia irlandesa, pero el pequeño de sus hijos, <b>Daniel</b>, averiguó el paradero de su padre y se presentó en la ciudad andaluza. Sólo quería conocerle. La cita fue en el Parque de María Luisa y <b>O’Connell </b>fue frío como el hielo. Miró a su hijo con indiferencia y sus primeras palabras fueron para que le contara noticias del Manchester United. Luego le presentó en sociedad como si fuera su sobrino.</div>
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Nacer y morir no son verbos de una única vez. Bien lo saben aquéllos sobre los que soplaron vientos de guerra. <b>Patrick O’Connell </b>sepultó su etapa de entrenador y puso rumbo al norte, a Inglaterra. Vivió sus últimos años en casa de uno de sus hermanos, donde murió el 27 de febrero de 1959, en Saint Pancras, al norte de Londres.</div>
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Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-50196867644076422102020-05-14T16:25:00.001+02:002020-05-14T16:25:36.577+02:00Patrick O'Connell, entre el cielo y el infierno<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-dlNQ5YQlRsk9CkSiqaKr9oztlQbK9jm60kc_Yifnajl_4XPHkSmauYysdrvYm6i5aQPZDXkO2nwTYs-09EEQSc_wdwyqJ4ky0FbAeXBj96xASVTyY4dblVLifGNgE6NiOjVu8JwLZMw/s1600/O+Connell+foto+jugador.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="410" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-dlNQ5YQlRsk9CkSiqaKr9oztlQbK9jm60kc_Yifnajl_4XPHkSmauYysdrvYm6i5aQPZDXkO2nwTYs-09EEQSc_wdwyqJ4ky0FbAeXBj96xASVTyY4dblVLifGNgE6NiOjVu8JwLZMw/s320/O+Connell+foto+jugador.jpg" width="234" /></a></div>
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No hay hombres buenos ni hombres malos. En realidad, simplemente hay hombres cuyos actos son buenos y malos. Ángel y demonio, la llegada de <b>Patrick O’Connell</b> a Santander supuso una gran oportunidad para interrumpir y cambiar la vida de su infierno. España le abriría el camino de un cielo que comenzó a conquistar al lado de un modesto equipo que él introduciría en la historia del fútbol español: el Real Racing Club. Al otro lado del mar, allá en el norte, quedaba aquel infierno de odios al que sólo regresaría para morir.</div>
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Entre las mil historias de los protagonistas del Racing, la de <b>Patrick O’Connell</b> es, sin duda, la más apasionante y salpicada de misterios. Iba a decir que merecería una película, pero ya se hizo en su Irlanda natal para documentar su azarosa y polémica vida. Nació el 8 de marzo de 1888 en Drumcondra, un barrio de Dublín, en un ambiente demasiado humilde. Es cierto que fue uno de los diez hijos del matrimonio católico formado por el molinero Patrick y Elizabeth, pero también es cierto que fue hijo del hambre, de la miseria y del entorno de odio al imperialismo británico que defendía una Irlanda libre.</div>
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Sus inicios como jugador</h3>
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Comenzó a jugar a fútbol en el Dublin Frankfort y el Strandville Rovers, pero luego se incorporó al Celtic de Belfast, donde firmó su primer contrato profesional. Este equipo, fundado por católicos, constituía todo un refugio de nacionalistas irlandeses. Entre sus compañeros se encontraba <b>Oscar Traynor</b>, futuro revolucionario que años después llegaría a ser uno de los fundadores del partido independentista, el ‘Fianna Fáil’ y ministro de la República de Irlanda. Pero <b>‘Paddy’ O’Connell</b> hará su guerra particular contra los ingleses a su manera. Nunca quiso saber de política ni de armas. Él haría su guerra con el fútbol y decidió invadir los campos ingleses.</div>
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<b>‘Paddy’</b> se fue a jugar a Inglaterra, demostrando su eficacia y su calidad en el Sheffield Wednesday, y más tarde en el Hull City F. C. Acaso aquella decisión comenzaría a labrarle cierta fama de desertor, aunque él siempre se defendía ante sus amigos y familiares diciendo algo así como “odio a los ingleses, pero no a su dinero”.</div>
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Jugaba en Inglaterra, pero su indomable carácter irlandés se dejaba la piel representando a su país, con el que consiguió ser internacional en cinco ocasiones. Aunque algunos le acusaban de traidor, en el campo nadie dudaba de su lealtad a Irlanda, sobre todo a partir de su bravura y determinación en el épico encuentro contra Escocia que se conocería como “el partido de los nueve hombres y medio”. Por aquella proeza, en los pubs de Broadway Street, los seguidores irlandeses, con la jarra de cerveza en la mano, entonaron durante muchos años canciones exaltando su gloria.</div>
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El partido de los nueve hombres y medio</h3>
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El partido de los nueve hombres y medio se disputó el 14 de marzo de 1914, durante la ‘British Home Championship’, un torneo internacional que enfrentaba a Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda. Los irlandeses habían estallado de gozo ganando a Inglaterra y a Gales, y con un empate se proclamarían por primera vez campeones del torneo. Pero las cosas se pusieron muy mal para los hombres de verde. <b>Billy Scott</b>, el capitán irlandés, sufrió una dura entrada rompiéndose la tibia de una de sus piernas en los primeros minutos. Luego, los escoceses metieron un gol y minutos más tarde, <b>O’Connell</b>, que había recogido el brazalete de capitán de su compañero herido, cayó en mala postura y se rompió el brazo. Dejar a su equipo con dos jugadores menos cuando no se admitían los cambios, era mucho dolor, más dolor incluso que el de la fractura que estaba invadiendo todo su cuerpo. Pero <b>O’Connell</b>, con su brazo sujeto por un cabestrillo, volvió al terreno de juego para combatir hasta el último minuto. Fueron nueve hombres y medio los que quedaron en la hierba del Windsor Park de Belfast, pero nueve hombres y medio que estaban armados de una inquebrantable fe en sus posibilidades. Y fue el medio hombre, desmarcado y apartado en uno de los extremos, el que controló el balón, esperó la embestida de uno de sus rivales, y antes de se acercara, envió un pase perfecto a uno de sus compañeros para que marcara el gol del empate. Aquel centro de <b>‘Paddy O’Connell’</b> no sólo sirvió para inspirar canciones. También fue el trampolín para fichar por uno de los grandes, el Manchester United F. C.</div>
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El Manchester United</h3>
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El comportamiento de O’Connell en Manchester parecía ejemplar. Muy pronto se convirtió en nada menos que el capitán del equipo, el primero no inglés en la historia de este gran club de fútbol, pero <b>O’Connell</b> guardaba celosamente el resquemor hacia sus compañeros imperialistas. En Irlanda era un amigo de los ingleses; en Inglaterra, un sucio irlandés. Además, la Liga estaba a punto de suspenderse por culpa de la Gran Guerra del 14. Se preveían malos tiempos y su frase favorita: “Odio a los ingleses, pero no a su dinero”, daba vueltas a su cabeza mientras alguien le proponía una tentadora oferta: amañar un partido entre el Manchester United F. C. y el Liverpool F. C. Nadie pensaría que el Liverpool F. C. podía perder el encuentro, por eso el resultado de dos a cero a favor del Manchester se pagaría ocho a uno en la oficina de apuestas. Y ése fue el resultado pactado. Cuando el Manchester ganaba dos a cero y el partido estaba a punto de acabar, una mano dentro del área obligó al árbitro a pitar un penalti a favor de los diablos rojos. <b>O’Connell</b>, el capitán, fue el encargado de lanzar la falta que ejecutó descaradamente fuera. Los jugadores cobraron una suculenta cantidad de libras, pero se abrió una investigación. Unos dicen que <b>O’Connell </b>denunció a sus compañeros porque le asaltaba el remordimiento, otros que disfrutó arruinando sus carreras deportivas, porque más de la mitad fueron inhabilitados. Él se libró de castigos. Pasó algún tiempo jugando en equipos de carácter amateur en Inglaterra, visitando Irlanda de forma esporádica. Pero Irlanda y su vida ya se habían convertido en un infierno.</div>
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La masacre</h3>
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En plena Guerra Irlandesa de Independencia, el 21 de noviembre de 1920, en el simbólico estadio dublinense del Croke Park, un grupo de soldados, policías y paramilitares ingleses irrumpieron en pleno partido de fútbol gaélico y dispararon indiscriminadamente contra los espectadores. Era la forma de contestar al asesinato de varios oficiales que ese mismo día había cometido el IRA (‘Irish Republican Army’). Murieron catorce personas, entre ellas tres niños de 10, 11 y 14 años, resultando heridas otras 65.</div>
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No hay hombres buenos ni hombres malos. En realidad, simplemente hay hombres cuyos actos son buenos y malos. <b>Patrick O’Connell</b> no huyó de su tierra por los hombres, huyó por su locura. Santander le recibió con los brazos abiertos, permaneciendo durante más de siete años en la ciudad que le transformarían en un hombre nuevo. Y desde Santander, con su Racing, abriría el camino de una de las mejores trayectorias de un entrenador de fútbol.</div>
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Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-19322174464526110022020-01-31T23:01:00.000+01:002020-01-31T23:01:43.673+01:00El triunfo mortal de Mirín Martínez<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghvzL1HH1rdjRGC7MRgFNBLKl0bu-Cdas3pupjYQHOewILT6Mggw_KYBahb_mD9BBbNSBsjPVGpU7QpnlkJVp7XPszUi58p_zvVrdqSQ7lTNgur-rloTn2Ll-6cFYSE4XSPhCUAjfn8sk/s1600/IMG_7663.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1114" data-original-width="1600" height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghvzL1HH1rdjRGC7MRgFNBLKl0bu-Cdas3pupjYQHOewILT6Mggw_KYBahb_mD9BBbNSBsjPVGpU7QpnlkJVp7XPszUi58p_zvVrdqSQ7lTNgur-rloTn2Ll-6cFYSE4XSPhCUAjfn8sk/s320/IMG_7663.JPG" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mirín Martínez (derecha) se proclama campeón ante Echevarría</td></tr>
</tbody></table>
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El destino de los dioses tiene caprichos inexplicables. Cuando alguien le propuso hacerse una foto cargando con cinco púgiles del gimnasio, a Casimiro Martínez Iñarra (Cos, 1944) se le otorgó el apodo del dios de la fuerza. ‘El Hércules de Cos’ le llamaron. Y con ese poderío se marcó el camino de su carrera deportiva. </div>
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Es sábado, 12 de marzo de 1973. Cerca de su pueblo natal, donde aún se le venera como gran ídolo deportivo, Mirín Martínez está a punto de culminar su trayectoria como profesional. Formado y pulido en el gimnasio torrelaveguense de Pepe Ungidos y luego en Madrid con los entrenamientos del famoso Kid Tunero, Mirín se ha convertido en uno de los boxeadores más prometedores de los pesos pesados españoles. Ganó como aficionado el Campeonato de España en 1969 y 1970 y tras derrotar el 28 de octubre de 1972 al veterano Mariano Echevarría, en un combate celebrado en la bolera cubierta del Santiago Galas, en Ontoria, se convirtió en campeón de España profesional. Pero la reválida de un campeón se obtiene defendiendo el título, y ese día ha llegado con un rival temible, el navarro Lucio Urtasun. </div>
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Su padre, el gran admirador</h3>
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Todos están preocupados por el rival. En toda su carrera deportiva, Mirín jamás había perdido por K.O., hasta que en Bilbao, hacía unos meses, Urtasun le tumbó en la lona. El púgil de Urdiaín, con una pegada demoledora, inquietaba a Mirín y sobre todo a su padre, Casimiro Martínez Vélez, un ganadero de Cos y caminero de la Diputación Provincial que era el primer admirador de su hijo. Cuando sus labores se lo permitían, acudía a las veladas donde peleaba su hijo, hasta que al descubrirle una dolencia cardíaca, le aconsejaron que no presenciara más combates. Pero aquel sábado don Casimiro no va a perderse el combate de la defensa del título de su hijo que también se celebra en Ontoria. </div>
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El combate</h3>
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Como ocurrió el año anterior, el recinto deportivo estaba repleto. La llegada de los púgiles al ring estuvo ambientada por ruidosas exclamaciones. El campeón, Mirín, con una altura de 1,86 metros y 90 kilos de peso, se va a enfrentar a un aspirante de 102 kilos y una estatura bastante inferior. El combate se había pactado a doce asaltos y desde el comienzo, el púgil montañés plantea la pelea desde la precaución de vigilar el peligroso brazo derecho de su rival. La estrategia es moverse constantemente y bombardearle con la izquierda para rematar con la derecha. De esta manera, Mirín va sumando puntos en cada asalto. Su movilidad impide a Urtasun hacer valer su contundente pegada, y a medida que pasan los asaltos, el navarro se desespera buscando el golpe de fortuna, mientras que en el cuerpo a cuerpo, aprovecha para golpear antirreglamentariamente la nuca del cántabro. Al final, los jueces no dudan en dar la victoria a Mirín. Ganó once de los doce asaltos a los puntos. Cuando el árbitro catalán, Vicente Monrabal, levanta el brazo de ‘El Hércules de Cos’, su padre no puede evitar subir al ring para abrazar y felicitar a su hijo, junto con otros familiares y admiradores del campeón.</div>
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Las manos al pecho y la mueca de dolor</h3>
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Pero de pronto, sumamente emocionado, don Casimiro se lleva las manos al pecho con una mueca de dolor y cae fulminado. Los brazos de Mirín amortiguan la caída. Enseguida se requiere la asistencia médica. Alguien se da cuenta de que no respira. José Luis Torcida, otro de los grandes boxeadores cántabros, intenta reanimarle con la respiración boca a boca y el masaje cardíaco. Pero don Casimiro no responde. Mientras los médicos intentan salvarle, el público se niega a salir del pabellón deportivo. Son minutos de enorme confusión, hasta que alguien comunica a Mirín que su padre ha fallecido. Aún con el torso desnudo y sudoroso, el gran triunfador de la noche se derrumba y no puede contener las lágrimas. Su rival, Urtasun, es uno de los primeros en acudir a consolarle con un abrazo. </div>
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El refugio de las traineras y la tentación de Urtain</h3>
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Desde aquel día, Mirín no quiso saber nada del boxeo. Se refugió en las traineras, formando parte de la tripulación de la ‘San José’ de Astillero, hasta que dos años después el famoso José Manuel Ibar ‘Urtain’ se cruzó en su camino como aspirante al campeonato que aún conservaba. La tentación de volver fue demasiado grande. El combate se subastó en 1975 por 1,6 millones de pesetas, la cifra más alta jamás pagada por un título nacional. Fue una lucha de titanes. Mirín logró tumbar a Urtain, pero con un entrenamiento orientado al remo, el cántabro fue ahogándose con el ritmo de los asaltos, hasta que el dios de la fuerza, el que soporta la carga de cinco hombres, no puede con el peso de la memoria de su padre muerto. Acaso por eso desfallece, abandona y convierte a Urtain en el nuevo campeón. Son los caprichos del destino de los dioses.</div>
Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-36066530221555173902019-10-14T22:35:00.000+02:002019-10-14T22:35:05.071+02:00El sueño deshecho de una atleta<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6eQ8HXWvYMi-2UuOsEF71RG4qFuylSsSi_1JvRJltuLYAjF98rxK7dWf24n6dMjdbv_SjI6P-bQ5PQ8vanrrp-UykL7ykb4XefHKDXg6hHtF8t6fVHrg0zDfrCZN1WzNxFmkvu-UsfZU/s1600/Bele%25CC%2581n+Azpeitia+con+camiseta+nacional.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="364" data-original-width="201" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6eQ8HXWvYMi-2UuOsEF71RG4qFuylSsSi_1JvRJltuLYAjF98rxK7dWf24n6dMjdbv_SjI6P-bQ5PQ8vanrrp-UykL7ykb4XefHKDXg6hHtF8t6fVHrg0zDfrCZN1WzNxFmkvu-UsfZU/s320/Bele%25CC%2581n+Azpeitia+con+camiseta+nacional.jpg" width="175" /></a></div>
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Entró desfallecida en la pista del estadio olímpico de Helsinki después de hacer una carrera brillante. No logró la primera posición, pero su entrenador, <b>Gabriel González</b>, saltó de alegría cuando miró la aguja del cronómetro. De nuevo <b>Belén Azpeitia</b> había batido el récord de España de los 1.500 metros lisos. Era la sexta vez consecutiva que lo conseguía en poco más de un año. Su progresión era imparable, pero aquel 26 de julio de 1972 su marca había sido especial. Había obtenido un tiempo de 4:18.60, por debajo de los 4:20 que la Federación Internacional de Atletismo exigía como mínima para participar en los Juegos de Munich. <b>Belén</b> se había ganado a pulso el mérito de ser la primera atleta española que podría participar en unos Juegos Olímpicos. Por eso se fundió en un abrazo entusiasta con su entrenador. </div>
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<b>Belén Azpeitia Mendieroz</b> (San Sebastián, 1952 - 2005) se había aficionado al atletismo gracias a una de sus hermanas, <b>Maite</b>, que también era atleta. Estudiante de Arte y Decoración, era muy aficionada al dibujo y a la pintura, aunque en sus ratos libres ayudaba a sus padres en un comercio de ropa en Amara. Su primera prueba importante la corrió en Barreda en 1968. En aquel campeonato de España de Cross, aquella chiquilla de 17 años deslumbró con las zancadas de sus largas piernas devorando distancias como bocados hambrientos. Quedó en segunda posición, detrás de la atleta que entonces nadie podía batir, su compañera de equipo, <b>Coro Fuentes</b>. Pero fue al año siguiente cuando se consagró. En el campeonato nacional de cross disputado en el viejo campo de golf de Gobelas (Vizcaya), <b>Coro Fuentes</b> parecía que iba a ganar de nuevo tras su potente salida, dejando atrás a todas las participantes a las que sacó una gran ventaja. Pero en los metros finales, la coruñesa <b>Elia Amieiro</b> y <b>Belén Azpeitia</b> se fueron acercando. Las tres entraron juntas para cubrir los últimos 80 metros. Fue cuando las piernas de <b>Belén</b> se impulsaron con un corazón que bombeaba coraje, mientras sus pies prisioneros en zapatillas de clavos, se convirtieron en alas libres para desatar la cinta de la victoria. Los espectadores contemplaron la apretada llegada levantados de sus asientos y emocionados. Fue la primera vez que ganó a la entonces invencible <b>Coro Fuentes</b>, y no sería la última. </div>
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Campeona de España de Cross en cuatro ocasiones, entre 1969 y 1972, <b>Belén</b> arrebató en 1971 el récord de España de 800 y de 1.500 metros lisos a <b>Coro Fuentes</b>, de tal manera que en 1972 la pugna entre ambas atletas fue vibrante. Fue campeona de España de 800 metros al aire libre y de 1.500 metros en pista cubierta en 1971 y 1972, e internacional en 16 ocasiones. Era la reina del atletismo femenino, y su nuevo récord de España, con la mínima para acudir a Munich, era la llave para convertir un sueño en realidad. </div>
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Pero ocurrió algo difícil de explicar. La Federación Española de Atletismo impuso el criterio de que para acudir a Munich sería necesario estar entre las 15 primeras del ranking mundial. Aunque el lema que se publicitaba en aquel tiempo era el de “Lo importante no es ganar, sino participar”, los dirigentes deportivos evidenciaron la hipocresía de un régimen político agonizante y la enorme desconsideración al esfuerzo de una atleta de extraordinaria progresión. Cuando el presidente de la Federación Española de Atletismo, <b>Fernando Cavero</b>, informó al entrenador de <b>Belén</b> de que no participaría en los Juegos de Munich a pesar de haber obtenido la mínima, la sorpresa fue mayúscula. Desde el 1 de julio de 1971, <b>Belén Azpeitia</b> había batido el récord de 1.500 metros lisos en las competiciones internacionales que había disputado, haciendo 4:24.20 en Milán; 4:24.00, en Helsinki; 4:23.80, en Esmirna; 4:22.80, en Bruselas; 4:20.70, en Oslo y, finalmente, los 4:18.60 que suponía marca mínima. Su entrenador explicó a <b>Cavero</b> la gran equivocación de excluir a <b>Belén</b>, porque estaba seguro de que hubiera podido entrar en la final olímpica. Pero la intransigencia se revolvió contra una atleta con carácter que no tenía pelos en la lengua. </div>
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Dicen que <b>Belén Azpeitia</b> se retiró del atletismo en la primavera de 1976, cuando se lesionó entrenando para conseguir aquel sueño deshecho de ser olímpica, en este caso en Montreal. Pero la verdad es que fue aquella marginación federativa la que acabó con sus vigorosos finales y con sus pies más aprisionados que nunca en zapatillas de clavos, sin alas libres para desatar la cinta de la victoria. <b>Belén</b> murió el 27 de agosto de 2005, víctima de un cáncer, a la edad de 52 años, con el pensamiento de que no fue la primera atleta que participó en unos Juegos Olímpicos por el capricho de algún federativo y acaso porque era demasiado vasca y demasiado mujer. Pero nadie le quitará el honor de ser la primera que se lo mereció.</div>
Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-47171642764686839982019-09-09T22:21:00.001+02:002019-09-09T22:22:11.999+02:00Tacoronte, el Marquitos que regresó de Holanda<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtjF_6y356nzMO-_DYF4kbz3ur6j7LpjLAE-JkWqnYkGJThXRVslSJffsOQDG4bP6Oaf_swhVPaGyNDFA65WFBPCt0Gt4fNSL225SGWgDpJDl66W0hVWIT0MveSEGXQ_bofgXFTsTQshc/s1600/Taco+Marquitos+III+Blauw+Wit.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1128" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtjF_6y356nzMO-_DYF4kbz3ur6j7LpjLAE-JkWqnYkGJThXRVslSJffsOQDG4bP6Oaf_swhVPaGyNDFA65WFBPCt0Gt4fNSL225SGWgDpJDl66W0hVWIT0MveSEGXQ_bofgXFTsTQshc/s320/Taco+Marquitos+III+Blauw+Wit.jpg" width="225" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Taco con la camiseta del Blauw Wit</td></tr>
</tbody></table>
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Son los primeros años de los setenta. <b>Antonio Alonso Imaz, ‘Tacoronte’</b>, ya ha dejado el fútbol como jugador profesional, pero la sangre le mantiene cerca de los campos. Es el entrenador del Racing juvenil, el mejor equipo de Cantabria, y ha viajado con una verdadera selección de chavales de toda la provincia para participar en un torneo amistoso en Miranda del Ebro. Ha viajado con el autobús lleno y dispone de una veintena de jóvenes futbolistas para disputar el partido contra el Celta de Vigo. Ha llovido y el campo está embarrado, así que el fútbol que se practica no es vistoso. Los vigueses se han adaptado mejor al terreno de juego y están dominando el partido con claridad, adelantándose en el marcador y creando constantes oportunidades. En el descanso, el entrenador arenga a sus futbolistas, pero la visión del vestuario es algo esperpéntica, porque el discurso no ha levantado los ánimos, todo lo contrario. Entre las caras y las camisetas embarradas, Taco parece entrever la imagen de la derrota. Incluso él tiene problemas para identificar a sus jugadores con tanta hierba, lodo y decaimiento pegados a sus pieles. Sabe que tiene que hacer algo. Si pudiera, hasta cambiaba a todo el equipo. </div>
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La saga de los Marquitos</h3>
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Los Marquitos es que son así. Imprevisibles y decididamente resolutivos. El patriarca de la saga, <b>Marcos Alonso Imaz</b>, el gran <b>Marquitos</b>, fue el ariete que abrió el camino a sus hermanos, y todos ellos respondieron con ese temperamento enérgico no exento de calidad. <b>Antonio</b> se quedó con el apodo de ‘<b>Tacoronte</b>’ por capricho de su hermano mayor, aunque con <b>Alfredo</b> de por medio (<b>Marquitos II)</b>, futbolísticamente fue identificado como <b>Marquitos III.</b> Con su fortaleza y seguridad en las tareas defensivas, Taco no tuvo problemas para entrar en la órbita del Racing, y tras jugar en los juveniles se incorporó al Rayo Cantabria (1957-59) que entonces dirigía <b>Manuel Fernández Mora</b>. Fue aquel Rayo de la tasa que goleaba a sus rivales con cinco o más goles (la tasa), capaz de concitar más espectadores que el propio Racing, e incluso ganarle en los partidos de entrenamiento. Y allí estaba ‘<b>Taco</b>’, con <b>Laureano, Saro, Miera, Nando Yosu, Zaballa, Larrinoa y Chisco.</b> Luego decidió ir a Madrid, al amparo de su hermano mayor que ya era una de las figuras del mejor equipo de Europa. </div>
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En el filial del Real Madrid</h3>
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Y ‘<b>Taco</b>’ se incorporó al conjunto filial, el Plus Ultra (1959-60), luego jugó cedido en el Cádiz (1960-61), siempre en Segunda División, y tras regresar al Plus Ultra, que había descendido a Tercera (1961-62), aceptó incorporarse al conjunto murciano del C. D. Abarán, contribuyendo al ascenso a Segunda en 1963 tras ser campeón del grupo décimo de la categoría y luego eliminar en la fase de ascenso al Racing de Ferrol y al Béjar Industrial. </div>
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<div style="text-align: justify;">
Con el Plus Ultra en Tercera y con las puertas cerradas para asomarse a un Real Madrid que seguía ganando títulos con futbolistas como <b>Pachín, Zoco, Santamaría, Amancio, Di Stéfano, Puskas</b> o <b>Gento</b>, <b>Taco</b> tomó la determinación de probar suerte en el extranjero, algo que entonces no era habitual, y se marchó a los Países Bajos para jugar en el Excelsior de Rotterdam (1963-64), un equipo de la Segunda División que durante bastantes años fue filial del Feyenoord y que le proporcionaría la oportunidad de debutar en Primera División en la temporada siguiente al fichar por el Blauw Wit de Ámsterdam (1964-66), un equipo incorporado al profesionalismo desde 1954, dirigido por el entrenador inglés <b>Keith Spurgeon</b>. </div>
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Experiencia única</h3>
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Los dos años en Holanda constituyeron una experiencia única para ‘<b>Taco</b>’, pero también le abriría la herida de la nostalgia por su tierra, regresando por ello a Cantabria para iniciar su carrera de entrenador. Y allí estaba, en Miranda del Ebro, con un equipo ensuciado de barro y decaimiento al que no reconocía. Le entraban ganas de cambiarlo por completo. Y de pronto se encendió la bombilla. ¿Y por qué no? Once jugadores nuevos se pusieron las camisetas empapadas, se maquillaron con tierra para camuflarse como guerrilleros y saltaron al campo, de forma clandestina, para remontar el resultado y ganar el encuentro. Hubo alguna sospecha con tímida protesta, pero la victoria fue para el Racing. Los Marquitos es que son así, imprevisibles y decididamente resolutivos.</div>
</div>
Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2322155979064309481.post-57267708791641992562019-07-21T23:30:00.000+02:002019-07-21T23:30:34.967+02:00Las dentelladas de 'Torito' Zuviría<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicRx1bkmknuEnkgM5MZjrkXriVJJs3zNaZ-kpb2eaC675bWfWgCqmwvk_dFkYm2Pai5s3C2cCykwMH0yLX2pXOXjDyjDgg1dy5EFYBCpNdRMpTw5O0NJN7izyfh0AN4iwPFY8fC5FHByY/s1600/Rafael+Dalmacio+Zuviri%25CC%2581a.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="835" data-original-width="557" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicRx1bkmknuEnkgM5MZjrkXriVJJs3zNaZ-kpb2eaC675bWfWgCqmwvk_dFkYm2Pai5s3C2cCykwMH0yLX2pXOXjDyjDgg1dy5EFYBCpNdRMpTw5O0NJN7izyfh0AN4iwPFY8fC5FHByY/s320/Rafael+Dalmacio+Zuviri%25CC%2581a.jpg" width="213" /></a></div>
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No era capricho ni casualidad el apodo que le puso su compañero <b>Toye</b> cuando ambos jugaban en el Club Atlético Unión de Santa Fe. Porque bajaba la cabeza para empujar la jugada, corría frenético tras el balón como bestia tras el capote encarnado y si alguien se cruzaba en su camino con un ligero contacto, el apodo se convertía en superlativo para levantar por el aire a cualquier rival que se hubiera atrevido a ponerse por delante. Así eran las embestidas de <b>Rafael Dalmacio</b> <b>‘Torito’ Zuviría</b>, uno de los fichajes argentinos del Racing tras derogarse la prohibición de contratar extranjeros en el fútbol español en 1973. No parecía demasiado técnico, pero el caso es que sus internadas por la banda izquierda eran letales para los rivales. A trancas y barrancas, con más rebotes que toques distinguidos de conducción y con constantes resoplidos de tesón, <b>Zuviría</b> llegaba y centraba para que en la mayor parte de las ocasiones la cabeza de <b>Aitor Aguirre</b> rematara aquel fruto del esfuerzo que tanto valoraría la afición racinguista. </div>
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<b>Desde el río Paraná</b></h3>
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<b>Zuviría</b> nació el 10 de enero de 1951 en Santa Fe, ciudad bordeada por el río Paraná. De una familia humilde con ocho hijos, el joven <b>Rafael</b> comenzó a jugar en un equipo de barrio llamado San Cristóbal, donde se desenvolvía como delantero centro hasta que se incorporó a las secciones inferiores del Unión de Santa Fe, donde permaneció jugando de extremo izquierdo hasta 1970, debutando en Primera División. Luego se incorporó al Sportivo Belgrano (1970-71) y Argentino Juniors (1972-73), equipo desde el que pasaría a España para fichar por el Racing. <b>Zuviría</b> debutaría con el conjunto cántabro, a las órdenes de <b>Maguregui</b>, el 2 de septiembre de 1973 durante el partido contra el Zaragoza que se disputó en los Campos de Sport.</div>
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Sus dientes</h3>
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Quizás debido a su bravura, el extremo argentino había llegado a España sin buena parte de sus dientes, así que llevaba dentadura postiza que uno de sus compañeros en el Racing, <b>Manuel</b> <b>Chinchón,</b> recuerda “de caballo” por el tamaño que tenía, y que tiempo después cambiaría por otra más moderna. Su integración con los compañeros sería plena, y aunque algunas veces en los desplazamientos y concentraciones se vivían momentos de cierto aislamiento, <b>Zuviría</b> supo muy bien imponerse con una gracia especial no exenta de contundente convicción. Algunos de sus compañeros me contaron una anécdota que repetiría en algunas ocasiones. En las comidas, la avidez con la que los futbolistas devoraban las ensaladas y otros alimentos servidos en fuentes, provocaba que alguno de ellos se quedara sin probar bocado. En esas circunstancias, y para evitar el ayuno impuesto por el barullo, el argentino se quitaba su dentadura postiza y la colocaba en el recipiente para advertir que aquello ya tenía estómago propietario. </div>
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<b>Del Racing, al Barcelona</b></h3>
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<b>Zuviría</b> estuvo jugando en Primera tres de las cuatro temporadas en las que vistió la camiseta del Racing, jugando 132 encuentros y anotando 33 goles. Consiguió el ascenso en 1975 y experimentó un notable progreso deportivo, hasta el punto de convertirse en el máximo goleador del equipo en su última temporada, la de 1976-77, superando al ariete <b>Aitor Aguirre</b>. Aquello le abriría las puertas para fichar por el Barcelona (1977-82), donde obtendría su madurez futbolística jugando de lateral derecho. En su primera temporada en Barcelona conquistó la Copa del Rey (1978) y más tarde la Recopa de Europa (1979). <b>Zuviría</b> sería decisivo con un gol en el partido de vuelta ante el Anderlecht que supuso la prórroga y más tarde el pase de los catalanes en la tanda de penaltis. También logró la Recopa de Europa y la Copa del Rey en 1982. Terminada su etapa con los azulgranas pasaría al Mallorca (1982-84), con los que ascendería a Primera en 1983, regresando a su país de origen para jugar en el Defensores de Belgrano (1985-87) y el modesto La Emilia de San Jorge (1987-88). </div>
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<b style="font-weight: bold;">Zuviría</b><b> </b>dejó un muy grato recuerdo en la afición racinguista y también entre sus compañeros que nunca más le dejaron sin probar las ensaladas. Nadie como él supo marcar territorio y conquistar espacios a dentelladas, en el campo de juego y fuera de él.</div>
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Raul Gómez Samperiohttp://www.blogger.com/profile/16086172798961188435noreply@blogger.com0