Blog de Raúl Gómez Samperio

Llegó a Santander a finales de junio de 1950. El Hungaria, un equipo huérfano, sin campo ni socios; un equipo nómada, sin rumbo...

Desde el centro de la ciudad, varios jóvenes y menos jóvenes suben a la calle santanderina de Menéndez de Luarca, cerca de la fábrica de ...

El silbato negro de balaquita sonó tres veces seguidas. El último toque fue un poco más largo, como surgido de la expiración que supone e...

La emoción colectiva nos hace autómatas. Todo por culpa de ese contagio que se transmite como la electricidad al sumergirnos en el gentío...

Cuando se abre una nueva competición, siempre vuelvo a la nostalgia de la primera vez. No hace falta pasar las páginas del viejo periódic...

Por fin hemos llegado a Santander. Entramos por la calle Marqués de la Hermida y un semáforo en rojo obliga a descansar al vehículo. A l...

Unos 10.000 espectadores acudieron aquel día al campo del Crouch End Athletic de Londres para ver el partido. En realidad era algo más qu...

Las leyes guardan silencio cuando surgen las armas. Por eso no se escuchaba ni una mosca durante aquella reunión de la Comisión Disciplin...

Nemes con la camiseta del Hungaria Aquellos prisioneros eran esqueletos andantes. En cada paso hacia ninguna parte se escapaban pedazos...

El gol se sueña. Es el primer entrenamiento del delantero. Orbita en el deseo de su subconsciente aliviando la fatiga de su constante bús...

Dicen que nadie muere si se pronuncia su nombre, como si se evocara el alma con el exacto orden de las letras y surgiera, como la vida mi...

Gerardo Diego Sólo es un objeto esférico que encierra una porción de aire, pero también es un invento mágico que alguien hizo volar par...

El ejemplo es el mejor profesor de los valores humanos, también entre los futbolistas. En un grupo marcado por el inevitable egoísmo de q...