miércoles, 4 de noviembre de 2020

Pombo y la osadía de la juventud

Hace poco escuché parte de un concierto de Teo Gertler. No sé qué me estremeció más, el sonido que surgió de su violín o el hecho de que el músico tenía once años. En el fútbol, salvando las distancias de la fuerza y la corpulencia física, también hay talentos tempranos capaces de acallar voces, sobre todo de quienes echan atrás a los jugadores porque son demasiado jóvenes. Hace unos días, un chaval de 17 años, Ansu Fati, se convirtió en el goleador más joven de la selección española, y con 16 años ha habido futbolistas que han tenido la oportunidad de marcar un gol en Primera División, como Fabrice Olinga con el Málaga o Muniaín con el Athletic Club. Sin embargo, el Racing contó en su día con un joven valor de 17 años cuya osadía goleadora me suena como un concierto de violines.

Era santanderino, nació el 13 de junio de 1916 y se llamaba Pablo Pombo Quintana. Tuvo diez hermanos, de los cuales José Felipe y Jesús también fueron jugadores del Racing, mientras que Casilda fue una gran jugadora de tenis y de golf. Aunque vivió su infancia en la Villa Piquío del Sardinero, marchó a estudiar al colegio La Salle de Santoña, con lo que sus primeros equipos fueron el C. D. Paloma y el Santoña C. F. De este último equipo pasaría en 1933 al Racing por mediación del mismo presidente racinguista, José María de Cossío, emparentado con la familia materna del jugador. Entre la plantilla racinguista enseguida se le apodó ‘El chaval’, por su juventud, y en el primer partido de Liga de la temporada 1933-34, disputado en Sevilla contra el Betis, el entrenador, Mr. Galloway, no dudó en alinearle, presentando a un equipo formado por Miera, Ceballos, Gurruchaga, Hernández, Baragaño, García, Santi, Loredo, Telete, Ruiz y Pombo.

Contra el Betis

El partido se jugó el 5 de noviembre de 1933, cuando Pablo tenía 17 años y 145 días. Los béticos se adelantaron enseguida en el marcador con un gol de Lecue a pase de Unamuno, pero los cántabros no se desanimaron, porque seis minutos después, Pombo robó un balón a la defensa y sorprendió de un certero disparo al meta Urquiaga que estaba fuera de su marco. De esta manera, Pablo Pombo Quintana se convirtió en el jugador más joven en anotar un gol en Primera División, y en la actualidad sigue siendo el goleador racinguista más joven en esa categoría. Pero el gran mérito de Pombo no fue marcar un gol en Primera con 17 años. Su mérito fue que, con esa temprana edad, marcó nada menos que once. El segundo fue al Oviedo; el tercero, al Athletic Club; el cuarto, quinto y sexto, al Español; el séptimo y octavo al Madrid; el noveno y décimo al Barcelona y el undécimo al Valencia.

Un extremo rápido con disparo fácil

Pombo era un extremo muy rápido que podía jugar tanto en la izquierda como en la derecha, con un disparo fácil y muy eficaz. Se mantuvo en el Racing hasta que estalló la guerra civil. Se incorporó al equipo en la reanudación de la Liga (1939-40), pero no terminó la temporada con el club santanderino porque marchó cedido al Sevilla para reforzar al conjunto andaluz en la Copa del Generalísimo que por cierto ganaría en 1939, ya que derrotó en la final al Racing de Ferrol. Luego regresó a Santander donde continuó jugando en el Racing hasta 1945. Ese mismo año tuvo que marchar a Cartagena para trabajar en CAMPSA, donde aprovechó para jugar en el Cartagena F. C. (1945-46). También debido a su profesión tuvo que desplazarse esa misma temporada a Jerez de la Frontera, fichando por el Xerez y luego el Cádiz (1946-49), para volver a Jerez formando parte del entonces Jerez C. D. (1949-54), club donde pasaría a la historia por marcar cinco goles en un mismo partido al Betis el 8 de octubre de 1950.

Pombo fijó su residencia en Ciudad Real, donde continuó trabajando en CAMPSA como jefe de la agencia comercial de la empresa. En esa ciudad falleció el 13 de enero de 2001. Con el Racing jugó un total de 164 partidos oficiales, marcando 67 goles, de los cuales 17 los anotó sin haber cumplido los 18 años (los once de Liga ya comentados, más dos de Copa y cuatro del campeonato regional). Sin duda toda una indecorosa osadía de juventud goleadora.


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