domingo, 17 de julio de 2016

Balones de guerra y paz


Mientras se espera la orden de los oficiales, el silencio absoluto genera pensamientos que invitan a continuar mudos. Las trincheras parecen esbozos de una fosa común repleta de caras lívidas y atemorizadas que saben que muy pronto serán cadáveres esparcidos en tierra de nadie. Por eso necesitan un estímulo para correr, avanzar, olvidar y soñar que se puede engañar a una muerte segura. O para detener la carrera, llenarse de valor y creer que es posible cambiar el odio por un partido de fútbol.

El capitán Wilfred Percy Neville, un joven inglés de 22 años que había sido ‘suportter’ del Everton F. C., había preparado a sus hombres para ese gran momento de correr, avanzar, olvidar y soñar que se puede engañar a una muerte segura. Tomó con sus manos uno de los balones de fútbol reglamentario que había comprado en Londres, y con un potente chut, comenzó a escribir la victoria de una batalla. Y todos saltaron enloquecidos tras el balón, mientras sonaban los disparos, las ráfagas de las ametralladoras y los secos y terribles cañonazos de los alemanes.

El capitán terminó destrozado por un proyectil y sus restos se esparcieron por un campo sembrado de cadáveres. Pero él y su balón se convirtieron en símbolos de heroísmo. Los aliados ganaron una de las batallas más largas y sangrientas de la historia de las guerras, la batalla de Somme, donde hubo un millón de muertos por ambos bandos. Dos de los cuatro balones adquiridos por el capitán Neville, aún se conservan en museos militares británicos.

La Nochebuena de 1914

Pero no todos los balones tuvieron la misma suerte. En la Nochebuena de 1914, también en el frente occidental de la Gran Guerra, los soldados prefirieron dar la espalda a la heroicidad convencional. El alto mando alemán, por iniciativa del káiser Guillermo II, hizo llegar al frente árboles y luces de Navidad para levantar la moral de su ejército. Con los abetos llegaron raciones de pan, alcohol, tabaco y salchichas. De esta manera, la línea de trincheras alemana apareció iluminada cuando vino la noche y sus soldados comenzaron a cantar villancicos. Los británicos y franceses, atónitos ante lo que estaban viendo y escuchando, no resistieron la tentación de dejarse llevar por las melodías, entre ellas la popular ‘Noche de paz”, y respondieron uniéndose a los cánticos en su propio idioma.

Dicen que fueron los alemanes los que llevaron la iniciativa de aquel gesto espontáneo que pasaría a conocerse como la Tregua de Navidad, y que se extendió por varios lugares donde los enemigos mantenían escasa distancia entre sí, llegando a compartir comida, bebida, tabaco e incluso fotografías familiares. Y en varios de esos lugares, la aparición de un balón proporcionó la oportunidad de disputar uno de los partidos de fútbol más bellos que se haya jugado nunca. Incluso en uno de ellos, se supo que los alemanes ganaron tres a dos a los aliados. 

Pero ninguno de aquellos balones se guardaría en los museos. Las noticias de aquel revolucionario impulso de paz, no fueron bien recibidas por los altos mandos de ninguno de los ejércitos, y mucho menos aquel partido de fútbol más que amistoso. Se confiscaron buena parte de las fotografías y cartas que hablaban de ello, aunque el famoso ‘Daily Mirror’ publicaría la noticia en primera página. Se prohibió tajantemente mantener relaciones con el enemigo que no fueran los disparos, y por parte francesa, se llegaron a fusilar a varios participantes de aquella tregua.

Mientras se espera la orden de los oficiales, el silencio absoluto continua generando pensamientos que invitan a continuar mudos. Las trincheras parecen esbozos de una fosa común repleta de caras lívidas y atemorizadas que saben que muy pronto serán cadáveres esparcidos en tierra de nadie. Por eso necesitan un estímulo para correr, avanzar, olvidar y soñar que se puede engañar a una muerte segura. O para detener la carrera, llenarse de valor y creer que es posible cambiar el odio por un partido de fútbol en Navidad. Es cuestión de jugar con balones de guerra o balones de paz.

1 comentario:

  1. airsoftyecla
    El airsoft es un emocionante deporte que emula estrategias militares con réplicas realistas. Ofrece una experiencia auténtica de combate sin peligro, fomentando la camaradería y habilidades tácticas.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...